Por: TurAireLibre
Pequeña pero con un gran corazón, además de ser totalmente “cool”, Belfast es una verdadera ciudad del renacimiento en Europa. Entre albergar los premios de MTV Europa y ser el centro de todo lo que tenga que ver con el Titanic, la capital de Irlanda del Norte está engalanada y lista para la marcha.
La mejor manera de apreciar todo lo que te ofrece la ciudad es paseando o subiéndote a un famoso tour en taxi negro alrededor de esta compacta metrópoli. Una de las primeras cosas que te sorprenderán son los coloridos murales que salpican cada pedazo libre de pared.
Desde temas políticos hasta los héroes locales, estos enérgicos murales son una parte esencial de la historia moderna de Belfast y piezas inherentes de arte público. Las historias que hay detrás de esos murales son tan intrigantes como el propio arte.
Pero esta solo es una cara de la personalidad de la ciudad… callejea y verás edificios históricos renovados, cafés al más puro estilo europeo, bares, boutiques independientes y una rica vida cultural que se expresa a través de galerías, teatros y multitud de festivales durante todo el año. Por ejemplo, el famoso Belfast Festival at Queen’s.
Arrancando desde la radiante plaza de Santa Ana, el Cathedral Quarter es el barrio más antiguo de Belfast y está lleno de carácter: una de las partes más divertidas de la ciudad. Viejos pubs comparten paredes con hoteles de diseño; vinotecas y bistros se esconden en callejuelas con una atmósfera especial; galerías y colectivos de artistas se agolpan en las calles adoquinadas.
En el corazón del barrio está la catedral de Santa Ana, de 1899 y con la cruz celta más grande de la isla.
Arte en el corazón de la ciudad
Para algo completamente distinto, no dejes de echarle un vistazo al llamativo Centro Metropolitano de Arte (MAC) justo al lado. Con una mezcla de música, teatro, danza y arte, este nuevo centro ha electrizado la comunidad cultural y ha puesto a Belfast en el mapa artístico.
Relatos titánicos
Sería fácil pasarte toda tu estancia vagando de galería extravagante a hotel de moda en el Cathedral Quarter, pero te perderías tantas otras cosas que tiene Belfast. Por ejemplo, una atracción aclamada por la crítica: Titanic Belfast.
Construida en las gradas sobre las que se construyó originalmente el buque, es la exposición más grande dedicada al Titanic en el mundo y ha sido descrita por el director de la película Titanic, James Cameron, como “verdaderamente, algo fenomenal”. El edificio está arraigado en el Titanic Quarter, uno de los proyectos de desarrollo de muelles más grandes y fascinantes de Europa.
Aquí puedes hacer un tour a pie de cinco estrellas, según TripAdvisor: el Titanic Walking Tour. También puedes visitar la antigua sede de Harland and Wolff (la constructora naval que levantó el buque original).
Si puedes entretenerte un ratito más…
No te olvides de visitar el Castillo de Belfast en las afueras de la ciudad. El Castillo original fue construido a finales del siglo XII por los normandos, y que originalmente estaba situado dentro de la ciudad, pero se incendió en el año 1708. Tan solo quedaron los nombres de algunas calles que indican que un día estuvo ahí. En vez de reconstruirlo en el mismo lugar, sus dueños prefirieron marcharse a las afueras de la ciudad, y de ahí surgió el Castillo de Belfast actual. La edificación que hoy vemos fue construida entre los años 1811 a 1870.
Aunque es una atracción en sí, Belfast también sirve de estupenda base para visitar los alrededores. Está la Calzada del Gigante, sitio declarado de patrimonio mundial por la Unesco, o una subida de adrenalina en el puente de cuerda Carrick-a-Rede. Lo tienes todo a tu alcance.
Cinco cosas que hacer
Amplifica tus niveles de energía: Belfast lo tiene todo para tu visita turística, desde el increíble Titanic Belfast hasta la energía de un partido de hockey sobre hielo de los Belfast Giants. Aquí tienes cinco cosas por donde empezar…
1. Toma asiento para una experiencia “Titánica”
Sumérgete en la historia del Titanic, el buque que se construyó en Belfast y que, como todo el mundo sabe, chocó contra un iceberg. Esa tragedia se conmemora hoy en día en el impresionante centro de interpretación ubicado en el mismo lugar en el que se construyó el transatlántico.
Inaugurado en 2012, Titanic Belfast tiene la misma altura que el propio buque y se compone de nueve galerías esparcidas por sus seis plantas. En ellas se cuenta toda la historia: desde los remaches hasta el réquiem. Las reseñas en TripAdvisor lo describen como “absolutamente increíble” y “una atracción que no te puedes perder”.
Recomendamos que le dediques al menos tres horas para apreciar toda la combinación de imágenes en movimiento, efectos especiales y reconstrucciones. Recuerda reservar las entradas con antelación. El Huffington Post lo describe así: “simplemente impresionante a cada paso. No es un museo, es una experiencia”.
2. Despierta tus sentidos en el mercado de San Jorge
Para saborear el auténtico gusto de la vida en Belfast, dirígete al renovado mercado de San Jorge. Lo encontrarás en plena ebullición los viernes, sábados y domingos por las mañanas. Más de 150 vendedores abren sus puestos repletos de productos que van desde las antigüedades hasta la carne de tiburón.
Si quieres probar el desayuno de los campeones degusta un Ulster fry, que te dejará listo para todo el día; o acércate a la fábrica de caramelos de Aunt Sandra, donde puedes probar el fudge (un delicioso caramelo de dulce de leche) y dulces de todos los colores. Créenos: es imposible que salgas de ahí con las manos vacías.
3. Haz un tour de los murales en taxi
Una de las mejores formas de ver las famosas murallas de Belfast es apuntándote a un tour en taxi negro. Los conductores saben mucho y ofrecen una lección de historia informativa que refleja las tradiciones intrínsecas de la ciudad y cuenta la historia del conflicto de Irlanda del Norte.
La amplia variedad de temas cubren desde la agitación y los conflictos políticos hasta la conmemoración de eventos históricos y religiosos mucho más antiguos. También aborda los murales más recientes que han infundido vida en la ciudad, celebrando los iconos deportivos y culturales de la ciudad. Trae una cámara, esto no te lo puedes perder.
4. Hazte hincha de los Belfast Giants y disfruta de algo de ciencia
En el año 2000 llegó a la ciudad el primer equipo de hockey sobre hielo, los Belfast Giants, y se instalaron en el Odyssey Arena. Desde su llegada, han revolucionado la ciudad y se ha creado una enorme base de seguidores locales. El lema del equipo: “En la tierra de los Gigantes, todos somos iguales” ha conquistado a todo el mundo y hay un ambiente eléctrico en los partidos de temporada, desde septiembre hasta abril.
En el Odyssey Arena también se organizan conciertos de rock y pop. Es un gigantesco complejo de ocio que incluye cine, IMAX y una bolera cubierta, además de cafés, bares y restaurantes. También alberga un enorme centro científico conocido como W5, una forma de interpretar la ciencia de primera mano a través de unas impresionantes 180 exposiciones interactivas. Cosas muy chulas para niños de todas las edades…
5. Déjate impresionar por los tesoros del Museo del Ulster
Reluciente tras una remodelación de millones de libras, el plato fuerte del Museo del Ulster es la historia y prehistoria de Irlanda, contada a través de exposiciones que trazan el nacimiento de la artesanía y del comercio en Belfast. Hay una maravilla en cada esquina, así que dedícale el tiempo suficiente como para disfrutarlas.
Puedes visitar salas de geología, arte europeo y americano, de la historia del conflicto de Irlanda del Norte, y mucho más. A los niños les gusta especialmente el esqueleto del extinguido ciervo gigante de Irlanda y la famosa momia del egipcio Takabuti.
La última noche del Titanic: nacido en Belfast
La última noche del Titanic (1958) conquistó los corazones y la imaginación de la gente mucho antes de que nacieran siquiera Leonardo DiCaprio y Kate Winslet. Basada en el libro del mismo título, escrito por el autor norteamericano Walter Lord, la película hacía revivir la fatídica noche en la que se hundió el Titanic: el 15 de abril de 1912. Como explica el vídeo, William MacQuitty, oriundo de Belfast, tenía una motivación especial para embarcarse en el proyecto como productor en 1957.
Memorias del Titanic
Cuando era niño en Belfast, William tuvo el privilegio de ver con seis años cómo el Titanic zarpaba hacia su primera y última travesía del Atlántico. Aquella experiencia le acompañó hasta su edad adulta. Cuando su mujer volvió a casa un día con el manuscrito de Walter Lord, William supo que esta era la historia que debía contar y luchó para conseguir que su visión se hiciera realidad.
Amor por la película
Rindiendo homenaje a su obra y a muchas más, “Gallery 8” en Titanic Belfast es donde se exhiben todos los carteles de películas que giran en torno al Titanic, demostrando el impacto cultural que supuso esta tragedia marítima.
Nancy Oleksy, asidua seguidora de la página de Facebook dedicada a historias del Titanic, escribió que “La última noche del Titanic fue lo primero que me introdujo al Titanic y realmente me impresionó. La vi de pequeña y desde entonces sentí curiosidad [por el Titanic].”
Otro maníaco del Titanic y fan de historias sobre el famoso buque es Jackie Jones, que escribe: “La última noche del Titanic siempre será mi película favorita acerca del hundimiento del Titanic. El realismo es asombroso.”
Fiel a la verdad
Como parte de su investigación para el libro, Lord se entrevistó con supervivientes del naufragio, e incluso algunos de ellos estuvieron presentes en el rodaje como asesores. James Cameron cita la película como inspiración para su filme de 1997, Titanic.
Stephen Cameron (sin relación con el cineasta), presidente y co-fundador del Belfast Titanic Society, considera que La última noche del Titanic es, sin duda, la más fiel al trágico final del Titanic: “MacQuitty tuvo la gran suerte de poder contar con el punto de vista de supervivientes para narrar lo que ocurrió durante aquella terrible noche y en la película supo representar aquella triste noche de forma veraz y respetuosa.”
Al igual que muchos otros, Stephen califica a esta película “como la mejor película que se haya hecho nunca sobre el Titanic”. Al parecer, William MacQuitty puede estar más que orgulloso de sí mismo, de Belfast y del legado que ha dejado el Titanic.
The Crown Liquor Saloon
Columnas corintias, paneles de madera tallados por artesanos italianos y lámparas de gas suspendidas sobre las cabezas de los clientes. El Crown Bar de Belfast es la máxima expresión del estilo victoriano.
Imagina techos moldeados, snugs (apartados para sentarse en privado) con vidrieras custodiadas por leones y grifos. A eso añádele brocados, motivos emplumados, flores de lis y colores suntuosos. Ahora échale un poquito de licor. ¿El resultado? El glorioso Crown Liquor Saloon en Belfast, Condado de Antrim: uno de los últimos palacios de la ginebra victorianos de la isla.
Construido en 1826, el Crown evoca un opulento estilo barroco que no se suele ver en bares. Probablemente sea el pub más bello que puedas ver en tu vida.
Trata de llegar pronto y hacerte con un snug, unos apartados privados que se crearon para gente que prefería beber sin que se les viera. Todos tienen tallas y revestimientos italianos hechos a mano, asientos de piel suave y placas de metal de armas que se solían usar para encender cerillas; cada snug tiene también su propia puerta privada.
¿Y ese botón? Pues es un antiguo sistema de campanas que, según los propietarios, “avisa a los camareros de tus necesidades líquidas”.
Espléndido.
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