34. Receta para infieles

#AmoresTóxicos

La prehistoria

Los que se habla sobre la infidelidad va por un lado y los que se hace con los cuernos va por el otro. Es una acción donde rara vez lo que se dice coincide con lo que se hace. Hace siglos, al ser infiel, se le busca el antídoto adecuado pero sin obtener ningún tipo de éxito. Hay casos donde la infidelidad es un problema de uno y hay otros donde es un problema del otro. ¿Por qué será que algo tan cuestionado por la mayoría tenga tanta añejidad? Narcisismo al margen, ¿es tan importante como dicen? O puertas adentro salta la posta, que en general es mucho más grave. ¿Y si no salta?

Dos tipos

El infiel episódico es aquel que, sin la intención conciente de ir “en busca de”, encuentra la oportunidad fortuita de echarse una canita al aire. Aprovecha una situación que no le insume demasiado esfuerzo, digamos que aprovecha la volada.

El infiel recurrente sale de cacería como quien sale en busca de una oferta de supermercado. Su adrenalina se ubica en la búsqueda pero no en el encuentro; tiene el síndrome del pescador que pesca y devuelve al río.

Etiología inútil

Si bien la etiología es el estudio de la causa de las cosas, en este caso debemos decir que la infidelidad es una consecuencia y no una causa. Siempre hay una causa que impulsa el deseo de cometer el acto de infidelidad y que puede ser por una fuerte atracción, por curiosidad, por un vil despecho, por hastío, etc. Muchas veces es solo placer y no tiene nada que ver con el vínculo en cuestión. La infidelidad es un problema del cornudo. El infiel, si resuelve el problema de la culpa, no ve, en ese acto, ningún tipo de problema. Su problema no está en el acto sino en la consecuencia del mismo y en especial cuando el otro se aviva.

Condimentos

Por lo general al hombre lo atraen los cuerpos y a las mujeres las emociones. De hecho hay personas que pueden poseer cuerpos sin emoción y hay otras que pueden sentir emociones con sin que el cuerpo esté implicado. El hombre clásico busca un plus de placer en la puesta en escena corna(mental), la mujer clásica… un salva vida.

Claro, los tiempos cambian y las intenciones acompañan ese cambio. Hoy los géneros son unisex y reversibles como una campera, quiero decir que a cualquiera le cabe la distinción ya que las distancias entre nosotros son cada vez más cortas.

Dos tazas de adrenalina, tres falsas promesas dichas en un falso contexto, un instructivo que explique la diferencia entre mentir y ocultar información, una cara de carnero degollado, cuatro felicidades insoslayables y un cómplice en la misma frecuencia.

El que imagina no cuernea

Nadie va preso por haber imaginado un homicidio ni por haber soñado un robo. Cuando eso está cuestionado, el cuestionador debería preguntarse por su grado de auto estima. Las redes sociales son un recipiente de vanidades, si conectarse con alguien por Facebook puede ser un acto de infidelidad, ese acto debería medirse por el índice sanitario del vinculo en cuestión.

Lo que duele de los cuernos

¿Qué es, realmente, lo que duele de los cuernos? La exclusión. Duele que el otro no me elija, que no me prefiera y que no cuente conmigo para “todo”. Duele suponer al otro feliz en una situación donde yo no participo; o lo que es peor… dada mi pobre participación en su maldita vida, este sorete se va con esa yegua. Duele enterarme que mi bondad a su servicio ya dejó de calentarla y que prefiere a ese pendejo del gimnasio que lo único que hace es contarle en el oído como se garcha a las demás.

Los tiempos que corren

Faltan pocos años para que el tema de la infidelidad deje de lado su tremendación. Las nuevas generaciones tienen el concepto más naturalizado y ya no lo toman en forma escandalosa. Es más grave no encontrar un proyecto en común que saltar por los techos.

 C.C.C. (Compartan, Comenten y Critiquen)