61. Los que se arrepienten de habernos dejado

#AmoresTóxicos

Hola Fabián:

                     ¿Cómo estás? ¡Tanto tiempo! Sé que sabés por tu prima que me vine a vivir a Valencia. Estoy casada hace cinco años y tenemos un niño que adoptamos hace un año y medio. Vivimos en la Avenida de la Malva Rosa, cerca del mar. ¿Te acordás cuando soñábamos con vivir cerca del mar?[1] Mi vida es bastante tranquila (demasiado)[2], mi marido tiene un estudio de arquitectura y suele viajar mucho por el interior. ¿Vos terminaste la carrera al final?[3] Los días acá son bastante rutinarios, sin sobresaltos y con todo bastante organizado. Aunque nunca termino de sentirme feliz.[4] Vivo con una tensión interna que no sé bien de dónde viene. Pienso mucho en Buenos Aires y sobre todo en “lo nuestro”.[5] Yo acá estoy bien, tengo un marido que me adora y un hijo maravilloso, estoy cerca de la playa y mi casa es el lugar que siempre soñé habitar. Pero… ¿sabés qué? Pienso mucho en vos, en todo lo que vivimos y en cómo terminó todo.[6] Me acuerdo de tu sentido del humor y de tu seriedad para pensar la vida. Eras un tipo muy atento, que me tenías en cuenta. Eso lo extraño mucho.[7] A veces me pregunto: ¿qué sería de nuestra vida si hubiésemos seguido juntos?, creo que me perdí a un gran tipo y trato de hacer autocritica, tal vez siempre fui muy inmadura.[8] Muchas veces siento que me faltás.[9]

Me pasa que hay días que voy caminando por la playa y pienso en lo lindo que sería caminar juntos por acá como cuando íbamos a Costa Azul. ¿Te acordás que decíamos que la luna era nuestra consejera? Recuerdo la noche que le preguntaste qué tenías que hacer para estar toda la vida conmigo. [10] Eso me pareció muy romántico pero a la vez me asustó, me dio miedo pensarme toda la vida con alguien. Creo que ahí empezaron mis dudas.[11] Yo tenía miedo de no sentirme libre, si bien nunca tuve ninguna duda de tu amor hacia mí, yo no confiaba en mi misma. Sabía que si seguía con vos iba a estar todo bien pero a la vez me daba miedo esa permanencia. Y mirá ahora, tengo un doctorado en permanencia.

Igual desde hace algún tiempo vengo pensando mucho sobre nosotros y cómo me comporté; y pienso que tal vez hayas sido el amor de mi vida.[12] Lo que viví con vos no me pasó con nadie más. Esas caminatas, las grandes charlas, siempre me pudo tu mirada, yo sentía que cuando me mirabas sabías todo de mí.[13] No es que yo con mi marido esté mal, pero es siempre lo mismo, es un buen tipo y un buen padre y yo me siento segura, pero aquello que vivimos nunca más volví a sentirlo. [14] Esa inocencia, esa forma pura de pensar el amor. Los silencios muchas veces llegaban a emocionarme. Me acuerdo de los porros y el malbec y que el reloj no existía para nosotros.[15] ¿Es muy loco lo que me pasa? Ni siquiera sé si debería escribir este mail, estás en todo tu derecho de mandarme a cagar.[16]

Yo sé que te hice mal y que sufriste mucho cuando me vine a España, pero hubo un momento que si te seguía respondiendo no te iba a ayudar a superarlo.[17] Entendía que la distancia nos iba a hacer bien a los dos.[18]

Ahora que leo lo que estoy escribiendo me siento mucho mejor, necesitaba decirte todo esto. No sé, tal vez el tiempo decida por nosotros, no tengo ninguna duda que con vos sería feliz. Qué se yo, tal vez ahora que somos más maduros la cosa sea diferente, no sé. Pero claro, a catorce mil kilómetros de distancia nadie puede saberlo.[19]

En fin, quiero saber de vos y que me cuentes cómo estás. [20]

Te mando un beso enorme,

Valeria

 valencia


[1] Primer golpe bajo.

[2] Tiró el anzuelo.

[3] Segundo golpe bajo.

[4] Preparen, apunten, fuego.

[5] Busca complicidad en el interlocutor para la catarsis. 

[6] Típico caso de chica confundida que vuelve loco al chico enamorado. Un año y medio de dudas que van y vienen como un trompo. Chico desesperado se somete a la falta de definición de ella; ella, harta de estar con un arrastrado, evoca un manifiesto de libertad y quiere encontrarse con ella misma. ¿Será en Valencia?

[7] Claro, seguramente el actual marido es un mamerto que está sumergido en su trabajo y no le hace faltar nada, excepto…

[8] ¿Para qué se lo dice? ¿Ella sabe lo que puede generar en Fabián? ¿Son sólo cosas que se dicen o quiere decir otra cosa?

[9] Y… obviamente, si te rajaste para España con un ticket de ida.

[10] Cross de derecha.

[11] Pobre Fabiancito, el tipo proponía un proyecto de vida en común y ella un modo de huida individual.

[12] Ojo al piojo: “Piensa que tal vez”… o sea, nada. Ninguna certeza, ninguna aclaración de nada.

[13] Sin embargo el año y medio de vaivén fue mortífero. Esa bella doncella se transformó en el alma más cruel del condado.

[14] Se supone que a esta altura nuestro amigo Fabián debería ponerse contento por el reconocimiento póstumo de la bella Valeria. Se supone que este mea culpa, a él debería llenarlo de orgullo. Se supone.

[15] Momento emotivo que intenta sensibilizar los recuerdos encajonados, básicamente porque ella quiere saber si él todavía la ama. Puro narcisismo, para qué nos vamos a engañar.

[16] Ella sabe que él no es de esos. ¿Y si cambió?

[17] Valeria, alma bondadosa del Mediterráneo. Aplausos para la que supo quitar el salero a tiempo de esa herida.

[18] Pero más a ella.

[19] O sea que todo este rollo fue para que ella se sienta más aliviada.

[20] Si hay algún Fabián en la sala ¿Qué le respondería?

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