La función del texto

#Cabala

La función del texto hace que las historias de vida, las experiencias subjetivas, las búsquedas íntimas, puedan quedar registradas en cuerpos sociales y culturales de hermenéutica. El texto interpretado, conversado, dialogado, que sirve como hito para que todos podamos abrevar en esos arquetipos que se reedifican, se regeneran y se restituyen en la propia experiencia.

La historia de la zarza ardiente o el episodio en que D-s se presenta ante Abraham, el primer patriarca del pueblo judío, y le ordena: “Vete de la casa de tus padres hacia la tierra que yo te muestro”, son relatos que, además de llevar adelante una narración lineal o literaria, se transforman en arquetipos de la memoria, en situaciones que todos atravesamos de una manera u otra a lo largo de nuestras vidas. Tal vez, esto haya hecho de la Biblia uno de los principales best sellers de todos los tiempos. Su capacidad de apelar a cuestiones ontológicas y existenciales del ser, mucho más allá de las desventuras que puedan vivir sus personajes.

Así como Moisés, en esa primera Mishná que tanto conocimiento aporta sobre el mundo de la cábala, no es sólo un hombre que se llama de esa manera, sino un estadio de espiritualidad, tampoco Abraham es sólo una persona que salió de Ur de Caldea, sino otro estadio. Cada personaje tiene atributos místicos. La cábala despliega en su literatura, metafórica y poéticamente, esas simetrías, con tanta potencia que nunca se está hablando de un personaje histórico, sino de un estadio humano, de un nivel de vibración, de un estado cuántico, de una disposición de energía.