Por: Sergio Bergman
Los cabalistas descubrieron que el uso de las metáforas era la forma de comunicar sus enseñanzas a quienes se habían comprometido a recorrer el camino místico de la espiritualidad. Maestro no es, entonces, quien traza el sendero, sino quien inspira y guía al discípulo para que, en lugar de imitar, camine por sí solo. Las guías de turismo no reemplazan la experiencia del viaje, lo orientan. Si el mapa no es el territorio y este GPS del alma que presentamos como metáfora de la cábala no se confunde con prescripción, podemos dar por cum- plida la tarea. Sólo tenemos que pasar de la teoría a la práctica y salir a navegar. Les propongo una invocación como oración del viajero antes de partir y una breve ruta de navegación para la meditación, a modo de ejemplo.
Comenzamos por la ruta. Existe una multiplicidad de recorridos basados en los textos cabalísticos, sus escuelas y sus maestros. Perle Besserman, por caso, nos regaló su cartografía de correspondencias, que tituló Los diez estadios de la meditación basados en las Sefirot. Es una aplicación de aquella escuela que Aryeh Kaplan presentó como “cábala meditativa”. Recomiendo ambos y aprovecho para adaptarlos y compartir una síntesis. Pueden programar sus GPS con estas estaciones en sus propios recorridos. En un lugar relajado, sentados cómodamente, sin hacer esfuerzo ni concentración, utilizamos alguna técnica de meditación inducida por mantras o visualizaciones hasta llegar al estado de navegación fluida, para recorrer los siguientes estadios ascendentes basados en energía, emanaciones, letras, niveles del alma, colores, ángeles protectores y Sefirot, todo como conexiones con el origen y nuestra conciencia.