La bicicleta quedó apoyada contra el placard
en el cuarto que rotulamos de escritorio.
No le pusimos un cartel,
las cosas de adentro lo muestran.
Mi escritorio: dos caballetes que sostiene una tabla
una computadora, apuntes apilados, montañas
colores fucsia sobre negro sobre blanco.
Tu escritorio: una sola pieza, una pantalla grande,
un teclado, muñequitos de plástico, marihuana
verde sobre rojo.
Sobre el placard la bicicleta,
abajo de la ventana una cajonera,
un pendiente de origami cuelga.
Las maderitas del colchón viejo
quedaron apiladas y
esperan.