Por: Nicolás Gilardi
La sensación que dejó el empate contra Lanús fue que hubo una leve mejoría en el rendimiento del equipo. Tomando en cuenta el partido de Copa contra Barcelona de Ecuador, sumamos el segundo partido con la valla invicta. Es mucho decir después de los padecimientos defensivos de los últimos tiempos.
Dominamos casi todo el primer tiempo, en el que creamos al menos dos situaciones claras de gol, incluyendo un tiro en el palo, y superamos en el juego al puntero y único invicto del torneo. Mientras Riquelme tuvo aire, manejó los hilos del equipo, juntándose con Erviti y Clemente por la izquierda.
Blandi otra vez se mostró activo, protagonizó las mejores chances, pivoteó y pudo cabecear cada pelotazo que venía del fondo. Ya mostró claramente que tiene que ser el “9″ titular. Está enchufado. También hay que destacar lo realizado por dos productos de la cantera: Palacios y Bravo. El volante central tiene genes boquenses y se robó más de un aplauso. El delantero es encarador y atrevido. Lamentablemente, un golpe lo dejó maltrecho en el segundo tiempo.
En defensa, Orion demostró nuevamente que pasa por un gran momento y las pocas que tuvo Lanús las resolvió con seguridad. Caruzzo levantó con respecto a los partidos anteriores y estuvo más firme. Burdisso también, pero abusó de una manera exasperante del pelotazo. Un pase corto a un compañero no es una mala opción de vez en cuando….
En el debe quedó otra vez la pronunciada caída en el segundo tiempo. Pasó con Barcelona entre semana. El rendimiento del equipo parece estar demasiado atado a lo que pueda generar Riquelme, que sufre una notoria merma física en los últimos 45 minutos.
Fue gratificante ver el abrazo entre Guillermo y Román, dos jugadores que tantas alegrías nos dieron a los hinchas en los últimos años. Está claro que el mellizo estará en el futuro sentado en el banco como DT “xeneize”…