Alta relojería

Mi pasión por la Alta Relojería nació el primer día que me puse un Jaeger Lecoultre en la muñeca. Lo recuerdo como si fuera hoy. No digo que sea el mejor reloj del planeta, ni el más exquisito. Digo sólo que algo especial me pasó en el momento en que mi pulso y el tic-tac de esa máquina perfecta sonaron al unísono. Todavía recuerdo la emoción: el frío del acero y ese shock de belleza, arte y precisión.

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