Habían pasado solo seis segundos desde el lanzamiento cuando el cohete Antares que transportaba dos toneladas de material para la Estación Espacial Internacional presentó un fallo. El resultado fue una explosión que se vio a cientos de kilómetros y encendió la llama de las dudas, otra vez, sobre la NASA.
No es nada nuevo esto de que la NASA tiene problemas de presupuesto. Desde hace años, la agencia espacial norteamericana se viene encontrando con pocos resultados positivos y grandes recortes de dinero. Esto ha motivado a cancelar algunos proyectos y descontinuar otros al punto de que los astronautas americanos comenzaron a depender de naves rusas para llegar a la Estación Espacial.
En este contexto, la tercerización de vuelos espaciales parecía inevitable y resulta que este lanzamiento fallido (con todos los costos que significa) era el cuarto delegado a la empresa privada Orbital Sciences Corp. «Intentaremos comprender qué fue lo que pasó, espero que sea pronto, y entonces volveremos a poner las cosas en su rumbo», dijo el responsable de la empresa contratada por la Agencia Espacial. Continuar leyendo