En las últimas décadas, el estudio del cerebro ha permitido saber mucho sobre nuestro comportamiento individual y grupal. Aunque muchas de esas cosas ya eran conocidas empíricamente porque la experiencia nos las hacía saber, no conocíamos aún el fundamento científico al que podemos acceder hoy.
Tradiciones como el budismo han aportado, desde hace varios siglos, mucho para acercarnos al uso más efectivo de nuestro cerebro, hoy la ciencia les da la razón y podemos transitar ese camino con paso cierto, como nos gusta a los occidentales con “las pruebas en la mano”.
Lo que hoy sabemos, es que el cerebro es nuestra computadora central, el funcionamiento de todos nuestros órganos depende de él, nuestros músculos se mueven de acuerdo a lo que él dispone y nuestras acciones, tanto en intención como en intensidad y efectividad, dependen también de él. Continuar leyendo