Por: Emilio Fatuzzo
“Unos dicen que, puesto que el mundo exterior existe, hay que negarlo; otros que, puesto que no existe, hay que inventarlo; otros que sólo existe el mundo interior.” Octavio Paz.
Pinto un paisaje y no sé qué es lo que estoy haciendo. Me dejo llevar. Floto.
¿Lo ví? ¿Lo estoy viendo? ¿No existe y lo estoy inventando ahora mismo y por ende: existe?
¿El arte y la ciencia son una forma de apropiarse del mundo? ¿Del mundo interior o del mundo exterior? ¿El arte y la ciencia son formas de conocimiento del hombre en camino hacia la verdad? ¿La Verdad con mayúsculas o mi verdad con minúsculas?
Sigo pintando y sigo sin saber qué es lo que estoy haciendo… igualmente lo llevo a cabo. Me acuerdo de la frase: “La pintura no es visión sino conjuro” y no me acuerdo quién la escribió.
Khalil Gibrán en la correspondencia a un amigo explica su proceso creativo así: “De vez en cuando pinto y escribo, y entonces, en medio de mis cuadros y mis escritos, soy como un barco pequeño que navega entre un océano de una profundidad sin límites y un cielo de un azul ilimitado, infinito: Sueños extraños, Deseos sublimes, Grandes esperanzas, Pensamientos rotos y remendados; y entre todo eso, hay algo a lo cual la gente llama Desesperación, y que yo llamo Felicidad…”
Si algún poder tenemos reside en nuestra unidad con los demás y, a su vez, en mantener nuestra soledad. Es decir, la vida es siempre lo mismo. Se manifiesta dentro de la soledad de mi taller lo mismo que en un bar con amigos.
Quizás el propósito de la vida sea acercarnos más a esos espacios intermedios que podemos llamar Incertidumbre.
Ilustro estas dudas con una fotito casera de mi atelier.
Emilio Fatuzzo 2015.