Por: Julieta Botto
La lectura, la cultura, enriquecer nuestro mundo interior –aunque suene a autoayuda– siempre suman. Y de eso, entre otras múltiples cosas, se trata Tejemos historias.
En el vasto universo que constituye el mercado editorial argentino, dentro del cual existen numerosas casas, sellos, grupos y editoras, han ido creciendo y cobrando fuerza e importancia las editoriales dedicadas a la literatura infantil y juvenil (además de especificarse en géneros y temáticas).
Conociendo este contexto, se puede ver en la Feria stands de múltiples editoras juntas sin ser grupos per se. Una de las razones, si no la principal, es cobrar visibilidad, ya que se hace difícil, además, –en palabras de una de sus protagonistas– «manejar el circuito comercial hacia el interior del país y salir a exportar». Y uno de estos colectivos es Tejemos historias.
En una charla con Valeria Sorín, directora de Ediciones La Bohemia y parte de Tejemos, ella expresa que el subsector de la LIJ es bastante unido y que interactúan mucho entre sus miembros, lo que les ha permitido aunar fuerzas y organizarse en colectivos. «Nos juntamos porque juntas nos potenciamos, porque cada una agrega expertise al grupo».
Dentro de las editoriales agrupadas, «cada cual maneja su imagen, organiza su editorial», pero entendiendo que tienen una misma idiosincrasia y que juntas pueden potenciarse. «Somos grupos, o sea editoriales agrupadas realmente, mantenemos la independencia en todo. Pero supimos encontrar objetivos comunes».
Y de los encuentros en eventos en la Cámara Argentina del Libro, se fueron desprendiendo puntos e ideas en común e intercambio de información.
Así fue como Ediciones La Bohemia, Lúdico Ediciones,Gerbera Ediciones y Editorial Ojoreja optaron por unirse, por en-redarse, por armar un entramado. Y en esa búsqueda, en ese intercambio, vieron una oportunidad de extender más el ovillo.
Las «editoras a cargo», que se definen como «agitadoras culturales», al conocer el movimiento que se da en la Feria del Libro, encontraron una forma solidaria de hacerse notar. Decidieron apoyar a las tejedoras de Abriguemos a un niño , de manera que las mantas que ellas tejen y envían a sectores vulnerables vayan, esta vez, acompañadas por libros de las cuatros editoriales de Tejemos. La consigna de esta iniciativa es «niños abrigados con mantas y palabras».
Unidas por la pasión, tanto Tejemos historias como Abriguemos a un niño extendieron sus redes, se entrelazaron para hacer más grande la trama que puede seguir ampliándose con la colaboración de quienes las visiten en la Feria. Todos pueden participar, ayudar, hasta el 12 de mayo, que termina la exposición, llevando al stand 315 del pabellón Azul un ovillo de lana. Del resto, se ocupa este colectivo.
La iniciativa es maravillosa, se mire por donde se mire: los chicos van junto a sus padres llevando el ovillo que abrigará a otros chicos, y esta imagen constituirá un recuerdo que quedará íntimamente ligado a los libros. Lo que retroalimenta uno de los objetivos iniciales y primordiales de las cuatro editoriales: el fomento de la literatura infantil.
Estos actos solidarios, estas redes que se retroalimentan y crecen a la vez pueden ser un estímulo precioso para la lectura de niños no afectos a los libros. Y a la vez, son actos culturales, movimientos para sumar y hacer girar el ovillo, la página, que la rueda circule. Se reivindica el tejido y se lo entrecruza con los cuentos.
Hay un imaginario colectivo que se reinventa: abuelos y nietos, tejido y cuento.
Pero esto no es casual, como me dijo Valeria, ‘texto’ y ‘tejido’ tienen la misma raíz del latín, texo, que significa ‘hacer’.