Los míos, los tuyos, los nuestros: una película sobre un hombre y una mujer que conforman una nueva familia, junto con los hijos de cada uno, de relaciones previas. En aquella época, una rareza, hoy algo casi de rutina.
Como inciden estos cambios en la gestión de empresas familiares? Que nuevas situaciones se plantean? Quiero compartir algunas reflexiones y sugerencias a considerar:
Manejo de conflictos: tenemos que evitar que las disputas lleguen a extremos sin solución. Cualquier chispa provoca incendios. Una fuente de conflicto es el poder: quien manda, a quien se le hace caso, padres que dan indicaciones a hijos que no son propios. La otra fuente de conflicto es cuando se hiere la autoestima. Manejarse con sabiduría, paciencia, y sinceridad, es básico.
Visión de negocio y de familia: no perdamos de vista las necesidades de la empresa. Se abren unidades de negocio o sucursales para que una de las partes no se sienta dejada de lado. Pero es útil para el negocio? “quedar bien” con algún miembro familiar, es cuidar la rentabilidad? Así se pone en riesgo el emprendimiento comercial y la familia. Conformemos un espacio para ambas familias, a modo de un órgano de gobierno familiar, donde ir construyendo acuerdos básicos que se plasmen en un documento.
Normas y reglas: compartir reglas de funcionamiento y toma de decisión es clave. Cada familia llega con historias y valores diferentes. Debemos establecer normas a ser respetadas y criterios ante los incumplimientos, asi la resolución de cada situación no será improvisado. La incorporación de los hijos de cada rama familiar tendrá su propia normativa: se evitaran excesos y favores personales.
Familiares y no familiares: tenemos que articular roles, de lo contrario sembramos futuras discordias. Hay que buscar preservar lugares de trabajo, con eje en lo que es eficiente para la empresa, y que la incorporación de miembros familiares no vaya en desmedro de otros integrantes así como de la empresa.
Donde discutimos: hay discusiones de negocio, mezcladas con temas familiares, donde ni se sabe de que se habla. Es recomendable definir ámbitos donde tratar los temas, de modo de preservar a la familia empresaria. No se trata de evitar los diferencias: es cuestión de fijar reglas sobre donde vamos a hablar. En una familia “ensamblada” se conjugan más variables, y se necesita ser claro respecto al cuidado de los lugares de cada uno.
Los míos, los tuyos, los nuestros: el desafío es enorme, y el equilibrio siempre inestable. Es importante un liderazgo claro, y evitar los mensajes contradictorios. No perder la visión del negocio, lo que éste necesita para ser rentable y crecer. Es fundamental construir redes mutuas para que “los míos, los tuyos y los nuestros” encuentren canales que favorezcan un futuro posible en el emprendimiento familiar nuevo.