La guerra de los Rose es una película de 1989. Narra las vicisitudes de una pareja feliz, que un día se derrumba.
Una película, en que dicha pareja paga con sus vidas las disputas personales.
Hay algo de esto en nuestras empresas familiares? Veamos:
La guerra de los Rose es una película de 1989. Narra las vicisitudes de una pareja feliz, que un día se derrumba.
Una película, en que dicha pareja paga con sus vidas las disputas personales.
Hay algo de esto en nuestras empresas familiares? Veamos:
Reunión de hermanos: sugieren temas de la relación familia empresa, y se desata una discusión a los gritos.
Dos socios: hay que resolver quien comunica una decisión. Ante una sugerencia de uno, el otro a los gritos declama “siempre soy yo el malo”.
Marido y mujer: “siempre soy la ultima en enterarme. Fin de la conversación.
Que sucede? Como prevenir?
Las posturas personales: cuando lo que prevalece es la posición personal, estamos en vísperas de círculos viciosos. “ganar” la discusión es más fuerte que encontrar soluciones. Los temas son pulseadas. Si nos anclamos en nuestras posturas, perdemos de vista el negocio, con el riesgo que implica para el mismo.
Las pasiones: gracias a la pasión, emprendemos. Pero la pasión también enceguece. Debemos ser flexibles, no encasillarnos. Gestionar el cambio, y para eso, cuidar que las pasiones no desborden. Las mejores decisiones nacen de la buena mezcla de razonabilidad y emoción.
El costo-beneficio: la empresa se mide por su rentabilidad. Nuestra tarea como directivos, requiere que las emociones extremas no impidan la búsqueda de la mejor relación costo beneficio, clave para el negocio.
Cuidar los números: cuando predominan modos de conducirse como en la película, se pierden de vista indicadores del negocio, y no sabemos donde estamos parados. Sin información, tomamos decisiones basadas en prejuicios, con los riesgos para la sustentabilidad futura. Cuando las pasiones arrecian, los números vamos padecen.
Planificar más: para no estar a merced del impulso, se necesita planificar. El antídoto será siempre generar planes. Estaremos preparados para medir acciones y sentimientos. Podremos dar respuestas a lo que nos conviene, en función de metas previstas.
Padres e hijos: conviven en lo cotidiano. Cada generación con su propio ciclo vital. Atravesar la transición generacional, sin transformar la empresa en un botín de guerra, es un desafío enorme. Requiere de sabiduría, de mantener la comunicación permanente.
Negocios fríos, familias calientes: por esencia, los negocios tienen una lógica basada en la frialdad de los números. La familia, es fuente de emociones, y afectos mutuos. Encontrar un equilibrio no es fácil, lo importante es nunca abandonar esa búsqueda.
La guerra de los Rose: si administrar las relaciones, fuera simple como resolver una ecuación, seria más sencillo, pero no humano. No hay fórmulas exactas. Debemos liderar los temas, no esconderlos bajo la alfombra, pedir ayuda externa. Se trata de buscar equilibrios y aprender, único antídoto para no perecer como los Rose.
Néstor Rabinovich
www.rabinovichasesor.com.ar