Por: Néstor Rabinovich
Reunión con el fundador sobre la incorporación de sus hijos. Alegría por la continuidad empresaria, temor al pasar de padre a “jefe”. Hasta que tocamos el tema del manejo de fondos que hacen los hijos en forma privada, y subió el tono de voz:
“Como es posible que gaste un dineral en ir a ver un grupo de rock con toda su familia? No tiene sentido del cuidado de la plata! Así va a proteger el capital de la empresa? A vos te parece? En mi época…”
- El futuro no es igual al pasado: estamos frente a un cambio de época: en valores, normas de trabajo, proyectos de vida. Hay maneras diferentes de tomar la vida y lo laboral. Para cada uno, lo bueno y lo malo, lo aceptable y lo rechazable, es distinto, y los juicios extremos no promueven encuentros. Las posturas cerradas, ponen en riesgo el proyecto empresario.
- Yo creí que vos…: cada uno espera algo del otro. El padre del hijo y viceversa. Hay grados de satisfacción o frustración. Unos y otros no responden como es su expectativa original. Es necesario reformularlas, ayudarse generando planes compartidos. Se preservará el proyecto de negocios, la rentabilidad, y la vida de la familia empresaria, en tanto se traten las diferencias respecto a lo que cada uno espera del otro.
- El temor al fundador: la sanción a las elecciones de los hijos, produce temor a expresar ideas propias, o manifestar disidencias. Es malo, para la familia y la empresa. Todo proyecto necesita nutrirse de nuevas ideas. Se requiere de un liderazgo que propicie interacción. De que sirve una empresa cuyo motor se apaga cuando el fundador no está? Una consecuencia es que lo hijos se amparan en el posible “no” del padre, para no generar iniciativas.
- Admitir el error: El involucramiento de los hijos debe ser paulatino, en temas donde el error represente consecuencias menos gravosas. Pero hay que aceptar márgenes de error! Los formará como empresarios, en tanto puedan pensar en términos de costos beneficios, y a medir resultados y gestión.
- Los ciclos de vida: los hijos pasan momentos de vida diferentes a sus padres. La transición generacional es clave para la continuidad de negocios. La visión y reacción de cada uno responde al momento de su vida. Cada uno ve las cosas según sus vivencias y cree que son irreconciliables. La sabiduría esta en buscar siempre equilibrios, compatibilizando con el ciclo de vida de la empresa.
- Festejar: un negocio presupone niveles de stress altos. Pero se incrementan por la dificultad de encontrar vasos comunicantes entre padres e hijos, haciéndose la vida cotidiana más agotadora. Por eso festejar: se practica poco el ritual de los acontecimientos festivos, los pequeños logros, promoviendo eventos que los despejen del día a día.
- De que discutimos?: solemos iniciar un tema, nos apasionamos, y no sabemos de que terminamos hablando. Peligra el conjunto familia empresa, si no ponemos límites. Tenemos que enfocarnos en el futuro, no anclarnos en reproches del pasado, que los hijos desarrollen capacidades emprendedoras, y así llevar adelante el proyecto en conjunto.
Para el fundador, su empresa es casi como un hijo. Su desafío: que tome vuelo, compartiendo el viaje con sus hijos, más allá de diferencias y gustos personales.