La Familia Ingalls en la Empresa

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La familia Ingalls, una antigua serie que retrata la vida de una familia en el campo en épocas pasadas de Estados Unidos. Una familia caracterizada por su gran armonía, que lograba atravesar momentos difíciles preservando sus vínculos, sin rupturas. Sonrisas angelicales, diálogos simples, afecto permanente, eran su marca.

El nombre de la serie fue utilizado también como modo de representar estilos de vida familiar supuestamente ideales. Aquella familia expresaba un modelo que luego de tanto tiempo no refleja la realidad de hoy.

Que significa la familia Ingalls en la empresa? A que se refiere?

Lo real y lo ideal: el fundador tiene su sueño, que logra concretar. Su deseo de incorporar a la familia, como modo de dar continuidad a dicho sueño, lo impulsan a dar lugar a la siguiente generación. Ellos ingresan a su vez, con sus propias expectativas y anhelos. En algunos puntos coinciden en sus expectativas e ideales, en otros no. En cualquier caso, la realidad, con sus posibilidades, entrará en contradicción con algún aspecto de esos ideales. Es algo inevitable. Cuanto mayor sea la distancia entre lo que esperamos y lo que suceda, más ardua la búsqueda de soluciones. Todos quisieran que las relaciones en la empresa funcionen al modo de la “familia Ingalls”. Pero claro, cuando bajamos al mundo nos encontramos con la complejidad y circunstancias diarias, que ponen en evidencia como son las cosas.

Aceptamos o nos enojamos?: como reaccionamos ante la constatación de que nuestra imaginación choca contra la realidad? Lo aceptamos e intentamos maniobrar con inteligencia, o nos enojamos ante la verdad que se impone: lo que esperamos y lo que sucede. Lo que aspiramos de nuestros hijos y lo que ellos esperan de nosotros, no coincide con lo que el día a día refleja. Si no somos capaces de liderar sobre esta realidad, armonizando intereses propios, ajenos, y sobre todo de la empresa, el futuro del negocio se verá en dificultades. La empresa familiar será rentable en el tiempo en la medida que logremos resolver estos dilemas cotidianos.

Negociar, siempre negociar: es una virtud y habilidad central de quien lidera la empresa familiar. Para lograr que las diferencias, entre pares y generacionales, no pongan en peligro el proyecto, se requiere cultivar esta habilidad. Negociar en el sentido positivo, y enseñar a trabajar las diferencias, entre deseos y realidades. Por eso insistimos en que además de liderar la empresa, debemos liderar la familia, como sustento del emprendimiento, y ejemplo a seguir para las sucesivas generaciones. Primero saber negociar expectativas con uno mismo, y luego con el conjunto.

Los Ingalls y las nuevas generaciones: hoy suena risueño, casi naif, observar el funcionamiento de las nuevas generaciones en comparación con aquella familia. Requiere de sabiduría articular intereses, visiones distintas, modos de abordar el trabajo, criterios nuevos sobre calidad de vida, maneras diferentes de asumir compromisos, criterios para enfrentar riesgos y apertura para lo nuevo. La empresa tiene que poder incluir estas diferencias, que hoy son una brecha importante, para no desaprovechar todo lo que las nuevas generaciones aportan para progresar y crecer en un ambiente altamente competitivo e inestable.

La familia Ingalls no existe: finalmente, convengamos que aquel modelo familiar, y aplicado a la empresa, con su pureza, romanticismo barroco, no es más que un mito. En la vida real, se trata de trabajar de manera permanente, para encontrar fórmulas de convivencia mejor, promover la comunicación, en el camino de hacer de la empresa familiar un proyecto sustentable en el tiempo.