Un mundo con pocas palabras

#EscritosDeLaVida

Cierta preocupación me causó leer un libro que señala que se usan cada vez menos palabras. Situación que reduce indefectiblemente la posibilidad de expresarse e incentivar el pensamiento.

Eso es lo que interpreto. Porque la delimitación nos reduce para acotarnos. Nos insta a llegar hasta un límite que impone el vocabulario reconocido y a acomodarnos frente a esa frontera.

Traspasarla sería quedarse solo y hablarse a sí mismo. Con lo cual además significaría un contrasentido, porque el lenguaje es un medio que nos permite relacionarnos con los demás.

Y aunque uno disfrute la soledad, trascender la frontera y hacer soliloquios sería un despropósito.

Pero eso no es todo…

Un artículo que leí hace poco, advertía la inconveniencia de utilizar palabras desactualizadas. Términos que estaban disociados con las formas que hoy preponderan al hablar.

Situación que acentuó mi preocupación. Porque no solo hay que cuidarse de usar una palabra de más, necesaria para honrar la precisión del lenguaje. Si no también hay que apuntar las palabras usadas.

Es decir, se impone la delimitación de usar palabras conocidas y usadas.

Una disposición que nos encorseta a la hora de narrar.

Y ya ven, puse “encorseta” porque era la palabra que espontáneamente iba. Pero encorseta es del tiempo del ñaupa.

Otro error veo. Ni encorseta ni ñaupa deben ser palabras conocidas. Con lo cual la escritura espontánea se enfrenta al desafío de ser medida y racionalizada.

Una desgracia para el espíritu filosófico de la narrativa espontánea, que tiene que ver mucho con la autenticidad y poco con la especulación.

Lo único que queda es disciplinarse. Tal vez usar “a ver” y “nada”. Ser un degradador del lenguaje. Un tipo que se vale de pantomimas para actualizarse.

Que feo, me digo. Menos mal que me advierto a mí mismo, si no más de una vez obraría como un farsante.

Demasiado con asumir las exigencias de las nuevas narrativas. Dar lugar a la traición arbitraria y decidida no solo denigraría el lenguaje, nos denigraría a nosotros mismos.

Es decir, a quienes caigamos en ese despropósito.

 

Escritos de la Vida - Juan Valentini

 

*Juan Valentini es autor de “Escritos de la Vida”. Los contenidos de este Blog no forman parte del libro. También es autor del libro de superación personal “El Campeón: filosofía práctica para ganar en el juego e imponerse en la vida”.