¿Son importantes los juicios ajenos?

#EscritosDeLaVida

Hace años sabemos que el juicio que alguien emite habla más de quien lo pronuncia que de lo enjuiciado. Es decir, que la valoración personal que una persona realiza revela su forma de mirar el mundo.

Esta perspectiva invita a pensar sobre la irrelevancia que puede tener la palabra ajena sobre la acción propia.

Algo que no es menor.

¿Por qué?

Porque aporta tranquilidad para que la persona obre de acuerdo a sus íntimas convicciones. Y se permita ser quien realmente es.

A riesgo de ser enjuiciado.

apuntar con el dedoSiempre habrá alguien dispuesto a observarlo todo, analizar lo contemplado, alzar el dedo.

Y decretar veredicto.

Es, justo ahí, donde se delata la persona. Porque denuncia su mirada del mundo.

Cuenta de su perspectiva, sus estándares, sus valores, sus creencias…

Por eso, cuando alguien establece un juicio de valor, habla en realidad de sí mismo.

Y el enjuiciado no puede hacerse responsable de eso, porque es en verdad un problema del otro. De su historia, de sus frustraciones. De sus alegrías o enojos.

De sus valores o principios.

Y es también un problema de la naturaleza humana, porque todos emitimos juicios. Como todos respiramos.

No digo que haya que negarse a escuchar el juicio ajeno. Percibirlo y explorarlo puede ser enriquecedor, porque contribuye a pensarnos.

Planteo que hay que hacer un buen descuento.

En especial cuando es mal intencionado, lo moviliza la envidia o el resentimiento.

Sirva este escrito para exculpar a los acusados y para alentar a todos a ser, quienes quieran ser.

Sin temor a ser juzgados.

 

*Hasta la próxima!

Libros de Juan Valentini

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