¿Vamos a vivir en un clima agresivo?

#EscritosDeLaVida

Una agresión lleva a otra agresión. Un insulto a otro insulto.

Así el círculo vicioso va ganando protagonismo en la sociedad, erosionando las relaciones y vulnerando al ser humano.

Cuanto mayor es la agresión, mayor es la búsqueda de lastimar al otro. Así la intención de dañar al semejante se ha convertido en un propósito insano, que denigra la calidad de la persona que lo acomete.

¿Por qué ocurre esto?

Es cierto que en cuestiones humanas la complejidad del hombre supera las posibilidades de arribar a conclusiones definitivas. No hay estudios, ni observaciones, análisis o abstracciones que puedan ofrecernos verdades inquebrantables.

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Apenas si podemos aspirar a inquietarnos un poco para observar la realidad con la intención de abordarla, comprenderla y facilitar las condiciones de afectarla en forma positiva.

No es poco.

Si somos capaces de elevar el nivel de conciencia en el torbellino que estamos metidos, abrimos la posibilidad de repensar su conveniencia e iniciar el camino para producir los cambios que se consideren beneficiosos. Porque, después de todo, no estamos para denigrar la realidad en que vivimos, sino para procurar hacerla lo más virtuosa que podamos.

¿Será la agresión una manifestación de la viveza criolla? ¿Quién agrede con hostilidad, pensará que el acto lo representa como alguien astuto? ¿Creerá que el insulto lo vuelve alguien inteligente?

Es posible que cierta perspectiva que considera virtuosa la agresión justifique su existencia y la estimule. Y es posible también que buenas personas hayan caído en esa actitud influenciadas por el clima social, pero esencialmente no formen parte de sus valores la voluntad de obrar con malicia y lastimar al prójimo.

¿Algunos programas habrán contribuido a hacer creer que la agresión es un acto virtuoso? ¿Que reírse del otro y vulnerarlo tanto como se pueda es muestra de inteligencia?

Sigamos pensando.

¿Es vivo quien insulta descaradamente a las personalidades más destacadas de la Argentina? ¿Por qué las personas más sobresalientes del país en vez de ser admiradas suelen ser maliciosamente atacadas?

Muchas preguntas instan a reflexionar y exigen que luego seamos capaces de hacernos cargo de las respuestas.

Como sociedad se impone el desafío de reencauzar la energía negativa y destructiva que se malgasta en la agresión, en una renovada energía constructiva que incida en mejorar la realidad.

Quizás es un momento clave de nuestra historia, de nuestro país y de nuestras vidas. Una vez más tenemos que elegir, y obrar en consecuencia. La realidad que vivimos no cae del cielo, es resultado de nuestros valores, nuestras palabras, actitudes y filosofía de vida.

Disciplinarse detrás de la agresión, es asumir una actitud insana, tan maliciosa como destructiva. Constituye en sí misma la versión más empobrecida del ser humano.

No caigamos en la trampa de ser las peores personas que podemos ser.

La vida es una oportunidad para evolucionar, asumir nuestras potencialidades y hacer el bien.

Es poco el tiempo que tenemos, ojalá seamos capaces de saber aprovecharlo.

 

*Hasta la próxima!

tapa2 para faceEscritos de la Vida - Juan Valentini