Por: Inst. Daniel Tangona
El ejercicio aeróbico cumple un rol importante en la salud cardíaca. También es ideal para aumentar los niveles de energía, quemar grandes cantidades de grasas, reducir el estrés y prevenir la osteoporosis y la caída del cabello. Además, mejora la tonificación muscular y la elasticidad de los vasos sanguíneos ayudando así a disminuir la presión arterial.
Si estuviste inactivo durante mucho tiempo, es importante comenzar de forma paulatina. Una sesión de 30 minutos puede sonarte demasiado larga. No te exijas de forma desmesurada, comenzá con series de 15 a 20 minutos hasta que tu cuerpo se acostumbre. Más allá del cansancio lógico después de una sesión de ejercicios, si te cuesta respirar o tus articulaciones comienzan a molestarte, bajá el ritmo.
Una hora de ejercicios aeróbicos por semana es bueno, pero entre tres y cuatro es óptimo. Lo mejor es combinar ejercicios de bajo y alto impacto. El primer grupo incluye actividades como caminar, nadar o subir escaleras mientras que es segundo, abarca desde correr o jugar tenis hasta algo tan sencillo y placentero como bailar.
Numerosos estudios han comprobado que ejercitarse ayuda a vencer la depresión. Una actividad física de baja intensidad realizada con la frecuencia adecuada aporta bienestar y alegría. Aunque la natación es una de las actividades aeróbicas más completas, una caminata enérgica de tres horas semanales aporta excelentes resultados.
* Tip: Durante el ejercicio físico tomá cada 10-15 minutos de 180-240ml de agua para lograr mantenerte hidratado. El beber pequeñas cantidades de liquido cada poco tiempo, nos permite lograr una mejor hidratación que consumir grandes cantidades una o dos veces al día.
Ejercicios aeróbicos
Conocidos también como ejercicios cardiovasculares, se refieren a una actividad sostenida y rítmica que involucre la participación de los músculos de mayor tamaño. Para realizarlos, los pulmones deben hacer un esfuerzo más grande ya que nuestro cuerpo necesita una mayor cantidad de oxígeno.
La capacidad aeróbica describe el estado funcional del sistema cardiorrespiratorio (corazón, pulmones y vasos sanguíneos). Se establece mediante la medición del Volumen máximo de oxígeno (VO2) que marca el cantidad máxima de oxígeno que nuestro cuerpo puede transportar en un minuto