Por: Mauro Gago
El mito del secuestro para dar cuenta del nacimiento de la tierra de Europa
Que el “Viejo Continente” haya tenido la particularidad de no haber sido el territorio de origen del “homo sapiens” u “Hombre de Cromagnon”, no hizo más que alimentar el mito. En ese sentido, es sabido que el único ser vernáculo de Europa fue el “Hombre de Neanderthal”, con lo cual el advenimiento de una especie más avanzada y cercana a nosotros tuvo que germinar en otras regiones, situación similar a la que se realza en la Mitología Griega, donde la hija de un rey fenicio, de nombre Europa, llegó a las costas de Creta luego de ser secuestrada por Zeus. Si tenemos en cuenta que la civilización fenicia era al momento de la leyenda un pueblo sin tierra de origen asiático (más tarde, precisamente uno de los hermanos de Europa –Fenix- fundará la patria de Fenicia), podemos establecer que el rapto de Europa manifiesta de alguna manera la emergencia del continente europeo.
La fábula se dispara ya que el nombre de dicha zona del globo remite etimológicamente a la hermosa Europa, una joven fenicia hija del rey Agenor, quien amaba a su hija ante cualquier cosa. Lo cierto es que su extrema belleza atrajo la mirada lasciva de Zeus quien, una vez más, estaba dispuesto a poseer a la mujer que le gustaba fuera cual fuera el costo. Fue así como ideó una estratagema para hacerse de Europa sin tener que violarla, llegando a la conclusión de que la mejor forma de tenerla entre sus brazos era secuestrándola.
De esta forma, el padre y juez de todos los dioses observó que la joven pasaba horas y horas divirtiéndose junto a las reses que eran propiedad de su padre, con lo cual cierto día decidió metamorfosearse en un hermoso toro blanco como la nieve y con pequeños cuernos de marfil, para llevar a cabo su macabro plan. Fue así como la hija de Agenor quedó embelesada con la perfección del animal, con lo que se acercó a él y comenzó a acariciarlo. Luego, viéndose más atraída aun, le colocó unas guirnaldas y montó sobre su cuerpo. Zeus, aprovechando la gran ocasión, corrió hacia las aguas, aún bajo su forma animal, y nadó hasta la tierra más cercana del mundo griego, ante el estupor de su involuntaria jineta.
[“Al contemplar a un toro tan bello, la hija de Agenor se aproxima a él, y aun cuando al principio no osa ni tocarle, luego le cubre con flores los cuernos…” (Publio Ovidio, Las Metamorfósis, Libro II, Capítulo VI)]
Al llegar a Creta, Zeus recuperó su esplendorosa forma y Europa quedó obnubilada ante su raptor, accediendo a intimar con el dios. De esta unión, nacerán tres hijos: Minos, Sarpedón y Radamantis. Fue de esta forma como Europa se convirtió en la primera reina de la isla de Creta y, a su muerte, su primogénito Minos adquirió su lugar, coronándose rey de la isla. Quizá por esas cosas del destino, Minos afrontaría luego una atroz situación con el toro blanco con el que Zeus se mimetizó, ya que años más tarde, su esposa Pasifae sintió una atracción zoofilíca por el toro y mantuvo relaciones sexuales con él, y de cuya unión nació el inefable Minotauro.
Por su parte, el rey Agenor, apesadumbrado por la desaparición de Europa, había ordenado a sus otros hijos que indagaran el paradero de hermana y que no regresaran si no cumplían con su misión. Fue así como Cadmo, Fénix y Cílix se lanzaron en la búsqueda de la joven, a la cual nunca encontraron, con lo que, dada la advertencia de su padre, decidieron no retornar a su patria y fundar nuevas ciudades: Cadmo instauró Tebas y proveyó a los griegos del alfabeto, Fénix fundó Fenicia y Cílix estableció la ciudad de Cilicia, zona donde hoy se erige la geografía de Armenia. Es decir que comienzan a formarse nuevas civilizaciones a raíz de la desaparición de Europa, circunstancia que metafóricamente hablando podría ser meditada como que Europa “albergó” nuevas naciones, a partir de su extravío.
De algún modo, dando crédito a esta teoría, el filósofo e historiador estadounidense Will Durant, considera que el mito de Europa y el de su hijo Minos, designan un período al que él mismo refiere como «el primer eslabón en la cadena europea».
Como corolario, podemos afirmar que el mito del rapto de Europa resulta tan significativo para las naciones europeas que varios artistas de renombre como Rembrandt, Picasso, Tiziano y Rubens, reprodujeron la leyenda en frescos cuya fama se extendió vertiginosamente. De todas maneras, nada se equipara con la colosal distinción para con el mito de la joven hija de Agenor, como la nominación con la que el “Viejo Continente” adquirió su identidad…
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