-“Lo que experimenté es como si hubiese saltado de un avión y, en el aire, de repente, descubrir que no tenía puesto el paracaídas”
-“Es lo peor que me pasó, es sentir la muerte inminente, el descontrol total de mi mente y cuerpo”
-“Sentía temor a partirme en mil pedazos”
-”Como si me hubiese estallado una bomba adentro”
Y así describen los consultantes esta situación. Queridos lectores: cuando una persona está “tomada”, “gobernada” por esos instantes de pánico/terror…no hay consuelo, la realidad cae, pierde el brillo, todo se vuelve opaco; el desamparo y la indefensión son absolutos, ¿vieron los bebes cuando despiertan en estado de pánico en la noche? Bueno, eso. Son estados muy regresivos: el miedo es a la fragmentación, el “yo” teme pulverizarse. A ver, estoy hablando de un ataque de pánico franco y no de esos episodios de angustia fuertes que tienen muchas personas, y que se suelen confundir con el pánico.