De entrada les digo que no se puede hablar de “la depresión” sino de “las depresiones” y que, dentro de ellas, hay diferentes grados de intensidad.
La depresión se está trasformando en un verdadero flagelo social: la vida moderna, los tiempos actuales que no nos permiten conectarnos con las tristezas en la vida cotidiana, van empujando a la gente a armar estados depresivos de todo tipo. Realmente es un problema en el mundo del trabajo, en millones de familias…el asunto está aumentando alarmantemende. Si les parece, vamos por los criterios generales. Entonces: el deprimido es un sujeto frustrado libidinalmente. ¿Qué quiero decir con esto? La persona comienza a acumular toda un serie de “fracasos”, de pérdidas, de frustraciones (que pueden ser cosas objetivamente dolorosas para todo el mundo, o simplemente nimiedades, pero que – para una persona muy frágil – pueden ser una gran amenaza para su mundo emocional); su libido, sus intereses y anhelos, van hacia el mundo en busca de satisfacerse pero se frustran, no logran esa satisfacción. “Estoy deprimida”, me dijo ayer una chica en su primera sesión: su novio, al que ella quiere mucho, la había dejado. Ese caudal libidinal queda frustrado, de golpe, entonces aparece el enorme vacío, ya no tiene al otro que le garantizaba placer y amor; quiere a su novio, pero ya no lo tiene. Otra me decía “me echaron del trabajo” qué frustración. “No sé qué hacer con mi vida, nada me satisface, nada me enciende”, acumulación de libido no colocada en el mundo. Continuar leyendo →