El hombre con amante obtiene el título de “macho”. Exhibe sus infidelidades como trofeo ante sus pares, raramente sufre por su doble vida.
La igualdad de sexos no ha llegado aún a equilibrar derechos y gratificaciones en el terreno de las relaciones clandestinas.
Cuando una mujer pone sus ojos en un hombre “no disponible”, esgrime (a modo de justificación anticipada) que no hay que enamorarse, porque es para sufrir, pero cuando quiere reaccionar ya es tarde, el corazón dominó el pensamiento.