Un sonajero en el interior de la pelota indica la dirección del movimiento. Vallas de madera a ambos lados de la cancha marcan el límite de los defensores laterales. Juegan cuatro, y un arquero. A los Juegos Olímpicos viajan diez por equipo.
En el fútbol para ciegos se grita, todo. Las jugadas, los nombres y, claro, los goles. “El deporte es lo mejor que pueden hacer las personas con alguna discapacidad física”, asegura Claudio Monzón, delantero de los ‘Murciélagos’, la selección de Argentina, ganadora de la Copa del Mundo para no videntes en 2002, 2006 y candidata a levantar el trofeo en Japón 2014.