Por: Alejo Schapire
Por primera vez en la historia de literatura occidental, se lee ostensiblemente pornografía en la vía pública. Libros que por su tenor en otras épocas habrían circulado “sous le manteau” (bajo cuerda), hoy se venden en el supermercado, entre la góndola de papelería y ofertas de DVD. El fenómeno editorial de “Cincuenta sombras de Grey” (E.L. James) permite que el best seller sadomasoquista se consuma en estos días como en otros tiempos el último Corín Tellado, sin la necesidad de disimular la tapa forrándola. Es una revolución silenciosa, llevada a cabo en medio de la indiferencia por amas de casa que sólo buscan un poco de dulzura y latigazos.