Por: Alejo Schapire
Por lo general, lo difícil es obtener el título de lo que está leyendo la pasajera -en este caso, prosa, pero fotocopiada- y pese a los intentos fue imposible descifrarlo. Sin embargo, en esta ocasión el obstáculo menos pensado fue determinar si se trataba de un lector o una lectora, debido a su androginia. Después de un minucioso examen de su cuerpo y de su ropa determiné que era mujer, y además perturbadoramente bella.