Por: Alejo Schapire
Soy de los que te miran la biblioteca sin pedir permiso. De los que se caen en tu casa y recorren sin pudor las estanterías confirmando impresiones y prejuicios, viendo qué libros pusiste en evidencia, cuáles leíste en la playa (hinchados por el sol y la sal), los inconfesables relegados a una segunda fila, de los intocados. Y me fijo como si hubiera un atajo para saber quién sos a través de esas pistas verdaderas o falsas, identificando trampas, sacando conclusiones erradas, sin saber realmente ni cómo llegaron ahí ni qué te parecieron esos títulos. Igual uno nunca llega a conocer a nadie.