Por: Alejo Schapire
Subió al tren con su padre, que hablaba por teléfono. Cada tanto, el hombre abandonaba la conversación e interrumpía la lectura de la hija, dirigiéndole la palabra en rumano. Por toda respuesta, ella gruñía un monosílabo, fruncía el ceño y volvía a sumergirse en la lectura de los cuentos de Grimm.