Me atrevo a afirmar que no hay erotismo auténtico sin el arte de la ambigüedad; cuando la ambigüedad es poderosa, la excitación es más viva.
Milan Kundera
Los estudios demuestran que aproximadamente el 80% de la comunicación entre humanos es no verbal: no se trata de qué decimos, sino cómo lo hacemos. Nuestro lenguaje corporal, nuestra expresión facial y nuestra mirada serán los tres elementos fundamentales de lo que los científicos de la seducción denominan delivery.
Tener el control de nuestro delivery siempre nos permitirá transmitir correctamente lo que deseamos e interpretar a la perfección lo que sienten los demás de forma instantánea. También podemos usar estos conocimientos para expresar con nuestro cuerpo las emociones que queramos en cada momento.
Transmitir correctamente lo que deseamos
Muchas veces decimos algo y no encontramos la reacción que esperábamos del otro lado. Un simple “¿Sabés qué? A partir de este momento, no te soporto” puede ser una incitación a la pelea, si lo decimos seriamente, o resultar muy gracioso y divertido, si lo expresamos con una sonrisa. También es posible, por ejemplo, que queramos demostrar desinterés por una mujer pero que nuestro lenguaje corporal esté expresando lo opuesto. O, por el contrario, que deseemos mostrar interés en alguien y enviemos señales confusas con un lenguaje físico cerrado.
Interpretar lo que sienten las mujeres
Puede que una mujer no nos haya dicho nada, pero haya adoptado un lenguaje corporal positivo en relación con nosotros. Muchos indicadores de interés (IDIs) de las mujeres son no verbales: quien no los nota, desperdicia buenas oportunidades.
También podemos actuar sobre el delivery de ella a nuestro favor. Por ejemplo: es casi imposible besar por primera vez a una mujer que está de brazos cruzados. Pero es posible que los haya cruzado inconscientemente porque tiene frío o por comodidad, aunque tenga ganas de besarnos. ¿Qué podemos hacer, entonces? Pedirle que nos sostenga algo es una buena manera de relajarle los brazos antes de besarla.
Cargar nuestro cuerpo y mente de las emociones correctas
En su libro How to make anyone fall in love with you[i], Leil Lowndes nos relata un experimento muy interesante: un grupo de voluntarios vio un mismo cortometraje. A algunos se les pidió que sostuvieran un lápiz entre los dientes mientras lo hacían; de esa manera vieron el film con una sonrisa forzada. A la otra mitad del público se le hizo ver el mismo cortometraje sosteniendo un lápiz entre el labio y la nariz, con lo cual la expresión de sus rostros fue forzadamente seria. El resultado fue que quienes vieron el cortometraje sonriendo lo encontraron significativamente más divertido que quienes permanecieron serios. Este experimento es un ejemplo de cómo la mente recibe emocionalmente las señales que el cuerpo le envía. Si sonreímos, la pasaremos mejor que si estamos serios. Si llegamos a una fiesta después de haber permanecido serios todo el día, lo más probable es que veamos todo desde una óptica menos alegre. A veces, es necesario que nos forcemos a reír: nuestra mente toma nota de eso y libera endorfinas, que nos hacen sentirnos mejor.
* Adaptado para INFOBAE.COM con autorización de la editorial Dibuks.
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[i] Lowndes, Leil (1996), How to make anyone fall in love with you, Chicago, Contemporary Books.