Los dispositivos electrónicos se han convertido en uno de los productos con mayor atractivo en todo el mundo como consecuencia del desarrollo tecnológico y de la posibilidad que el mismo ofrece para que los consumidores gocen de una experiencia de uso cada vez más real y sensitiva. Es por ello que las empresas han comenzado a innovar rápidamente, sobre todo en lo que tiene que ver con computadoras, videojuegos, celulares, tablets y televisores.
Es cierto que la marca que ha hecho un quiebre cualitativo en la industria fue Apple con una serie de lanzamientos novedosos, no sólo en hardware sino en la parte sof, con un fuerte componente estético en todas sus aristas internas y externas. Los diseños minimalistas han captado los esfuerzos de los desarrolladores y la atención por parte de los consumidores que se agolpan virtual y físicamente para adquirir todo aquel producto que tenga la manzana mordida como logo. iPod, iPhone, iPad y iMac son sus icónicos lanzamientos que marcaron toda una época y generaron tendencia en el mundo tecnológico.
Ahora bien, al margen de que Apple debe ser una de las 5 marcas más grandes a nivel mundial, la realidad es que se me torna un poco difícil descifrar qué será de la vida de esta compañía luego del fallecimiento de Steve Jobs, su gran motor. No caben dudas de que su creador trabajaba palmo a palmo con su socio pero también su deceso genera una inevitable incertidumbre acerca de lo que podrá ocurrir en los próximos años, especialmente cuando en la vereda de enfrente está la siempre pujante y poderosa Samsung que marca un muy buen ritmo lanzando productos cada vez más impresionantes, y una Sony que se presenta más fresca que nunca para recuperar el terreno que pudo haber perdido en estos últimos años, a excepción de lo que es la línea PlayStation, con la que claramente lidera su segmento.
El escenario asoma un tanto complicado para la marca de la manzana en el sentido de que aún no se ha visto un lanzamiento de la talla de una tablet sino que se ha centrado en la mejora de sus sistemas operativos, en la velocidad de conexión y otras cuestiones de software, de modo que uno inicialmente podría decir que Apple no es lo mismo sin Jobs. En parte es cierto, pero yo no creo que se de por vencida tan fácilmente ya que la innovación es su ADN y desde el minuto cero ha venido sosteniendo esta idea de ir siempre por lo novedoso y por lo inexplorado. Sí es cierto que la figura de su creador es irremplazable, aunque estoy convencido de que se estarán redefiniendo internamente para dar algún batacazo y decirle al mundo que Apple sigue siendo Apple.
Mientras tanto, las otras marcas aprovechan este momento de transición para dar a conocer sus últimas novedades y comunicarlas de la manera más eficientemente posible a un consumidor que en materia tecnológica siempre se encuentra abierto a nuevos horizontes ya que éste busca soluciones que se adapten a sus necesidades o gustos específicos. En tal sentido es lógico que Apple pueda perder algunos de sus consumidores menos fanáticos y que se demore en captar aquellos que no quieran pagar tanto dinero por uno de sus productos como consecuencia de existir una gran variedad (y calidad) de productos de sus competidores.
Si bien es positivo que esto ocurra (nuevamente, el modelo “win-win” sale a la luz para la oferta y la demanda), yo le seguiría poniendo una ficha a la marca de Steve Jobs desde que un buen amigo mío me dijo: “Apple es Apple; que mi teléfono tenga la manzanita en la parte de atrás sigue siendo un diferencial y volvería a pagar por ella”.
Es claro que el valor de la marca continúa siendo muy fuerte a pesar de la ida de su fundador, de modo que habrá que darle un tiempo para que nos vuelva a sorprender.