Nunca entendí a los coleccionistas, gastar cientos y cientos de dólares para especializarse en determinado campo es algo que respeto pero no lo comprendo ni lo comparto. Lo que sí me sucede es que los disfruto, y mucho. Disfruto de ver al mayor coleccionista de KISS o al de The Beatles o ver el sinfín de artículos, muñecos, historietas que tiene el mayor fanático de Spiderman. A veces pienso que aquellos que son poseedores de todo esto, a la larga no les causa placer ya que están permanentemente buscando nuevos elementos que formen parte de su colección o limpiando todos y cada uno de los muñecos, discos o diantres sea. O tal vez sí, lo disfrutan, les da alegría y yo no me doy cuenta. En este caso, voy a hablar del hombre que ingresó en el Récord Guinness por tener la mayor colección de Iron Maiden.