Si algo hacen a la perfección los rockeros, son las baladas. Es un género hermoso, en mi opinión, otra veta que tienen los músicos supuestamente más duros a la hora de ablandar su corazón. Las baladas no sólo tienen que referirse al enamoramiento de la idealización marital, también pueden describir una depresión producto de la ruptura de una pareja, de una crisis por adicciones, pueden relatar una historia de amor entre un padre y un hijo, entre hermanos, una dedicatoria a cierto grupo de amigos. En los ’80, el metal se convirtió en pop gracias a las baladas, si hoy hablamos de Extreme, los vamos a tener en la cabeza por “More than words” pero no por “When i’m president”, y de esta manera nos perdemos del talento de uno de los mejores guitarristas en la historia del rock, como es el portugués Nuno Bettencourt. Y así ocurre con cientos de agrupaciones que gracias a estos “lentos” conocieron la gloria y la caída a tierra (no quise decir fracaso). Lo peor es que ciertos fans a lo largo de la historia se han enojado con sus ídolos por comercializarse gracias a las canciones de amor (!). No me imagino a Ozzy redactando una carta en la que se disculpa por componer “Goodbye to romance”. Así que preparémonos para una bocanada de canciones en las que no pueden faltar los “love”, “dream”, “soul”, “heart”, “hope”, “eyes”, y otros clichés que…¡están buenísimos! Sólo baladas de rock, sólo de amor…aunque también de desamor: