“Porque nada tenemos, lo haremos todo” fue lo que dijo Carlos Dittborn, presidente del Comité Organizador del Mundial, cuando se confirmó en el Congreso de Lisboa que Chile iba a recibir a la séptima edición de la Copa del Mundo. La falta de buenas comunicaciones, la incipiente infraestructura turística y el pésimo estado en el que se encontraban las sedes deportivas, llevaron a que el país transandino desarrolle una importante inversión que consistió en la ampliación y creación de estadios, hoteles y hasta la instalación de la primera estación de televisión, algo inédito para la época.