La primera vez que se produjo un resultado inesperado en la apertura de la Copa del Mundo fue en Italia 1934. El 27 de mayo de ese año, la Argentina inició su periplo por Europa con una derrota frente a Suecia. Todavía con el brillo de la medalla de plata conseguida en Uruguay, los albicelestes cayeron ante el combinado del húngaro Joszef Nagy por 3 a 2. Si bien la jornada en Bologna había comenzado de la mejor manera para los criollos, por el prematuro gol de Ernesto Belis, la reacción nórdica no tardó en llegar a través de Sven Jonasson. En el complemento Alberto Galateo volvió a poner a los sudamericanos en ventaja, pero el jugador del Allsvenskan volvió a emparejar para los escandinavos, quienes a 11 minutos del final se quedaron con el triunfo gracias a la intervención de Knut Kroon. Fue debut y despedida para el subcampeón del mundo, dado que el formato del torneo comenzaba a partir de los octavos de final.
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Los 43 casos de hermanos que compartieron un Mundial
La historia comienza, como no podía ser de otra manera, en Uruguay 1930. En el primer torneo organizado por el país sudamericano, hubo tres selecciones que se presentaron con jugadores que se habían criado bajo el mismo techo. Los más destacados fueron Juan y Mario Evaristo, de Argentina, quienes consiguieron llevar al combinado albiceleste a la final del certamen. En cambio, Francia tuvo entre sus filas a Lucient y Jean Laurent, con los que cosechó una victoria y dos derrotas. México, en tanto, aportó a dos parejas de hermanos en lo que significó una competición para el olvido. Tanto Felipe y Manuel Rosas, como Rafael y Francisco Garza fueron víctimas de las tres goleadas adversas. Curiosamente, los tres elencos mencionados compartieron la fase inicial en el Grupo 1.
¿Por qué el “Waka Waka” es la mejor canción de la historia de los mundiales?
Hace algunas semanas, en una encuesta realizada por Infobae, el tema de la Copa del Mundo de Italia’90 fue elegida como la más emotiva desde que la música acompaña a esta competición. Sin embargo, para la revista Billboard, especialista en la materia, la melodía interpretada por Shakira encabeza el ranking de los himnos mundialistas.
¿Se viene un Mundial con 40 equipos?
La evolución del número de participantes en la Copa del Mundo ha ido variando con el transcurso de los años. Desde los 13 seleccionados que inauguraron el certamen, en Uruguay 1930, la cita mundialista fue incrementando la cantidad de equipos que buscaban quedarse con el trofeo internacional más codiciado.
Alemania 1974: La frustración holandesa
Luego de la consagración de Brasil en México ’70 y la apropiación de la Jules Rimet, por haber conseguido ese título en tres ocasiones, la FIFA organizó un concurso para la confección del diseño del nuevo trofeo. Sobre 53 postulantes, se eligió la obra del escultor italiano Silvio Gazzaniga y se pagó por ella 20 mil dólares. A diferencia de la Copa anterior, el nuevo galardón no podrá ser ganado nunca como título definitivo, dado que el campeón de cada edición sólo recibe una réplica y la original se mantiene en las manos de la Federación del Fútbol Internacional.
México 1970: La consagración de Brasil como el mejor equipo de la historia
Para la novena edición de la Copa del Mundo, Argentina insistió en ser la anfitriona del certamen, pero en 1964 la FIFA se inclinó por el país azteca sosteniendo dos argumentos fundamentales: México iba a tener toda la infraestructura lista debido a la organización de los Juegos Olímpicos de 1968 y además, atravesaba una estabilidad política mucho más estable que la sudamericana. La ilusión de los criollos terminó de desmoronarse cuando su selección no logró superar a Perú durante las eliminatorias, y una vez más, el equipo “albiceleste” se ausentó de la cita mundialista.
Inglaterra 1966: Un campeón con alma pirata
La cita mundialista organizada por los creadores del fútbol se inició en un clima enrarecido. A pocos meses del puntapié inicial, la copa Jules Rimet desapareció de las vidrieras de la tienda londinense Westminster Hall, donde estaba exhibida para promocionar el torneo. El enigmático robo puso en vilo al cuerpo de policía local, que a pesar de asignar a sus mejores hombres, no logró obtener ni una pista de la curiosa sustracción. Con la desesperación por el comienzo del Mundial, la Football Association le pidió al orfebre Alexander Clarke que realice una copia para sustituir el trofeo original. Sin embargo, antes de la finalización de la réplica, un perro llamado Pickle halló la estatuilla en un jardín del suburbio Beulah Hill. La misma se encontraba envuelta en varios periódicos y había sido tomada por un obrero portuario llamado Walter Bletchley. El hecho delictivo fue una premonición de lo que pasaría adentro de los campos de juego durante el campeonato.