La corrupción atraviesa toda la sociedad, y no hay institución que esté libre de ella en ningún país del mundo.
Pero, como explicaba en el post anterior, hay países en los que, aunque no se pueda erradicar, la corrupción está controlada y no supera ciertos límites.
Por el contrario, se vuelve incontrolable en sociedades más individualistas, donde las regulaciones sociales son muy poco efectivas, las instituciones no son capaces de imponer sus normas a las personas que las transitan y parece que cada uno puede hacer lo que quiere.
Esto es especialmente peligroso dentro del estado. Si el conjunto de instituciones que está para organizar y regular a la sociedad se encuentra copado por la corrupción, se vuelve imposible garantizar un mínimo de bienestar y de seguridad a la población.
Por eso, las 5 consecuencias más trágicas de la corrupción se producen cuando el corrupto es el estado. Continuar leyendo