A medida que pasan el tiempo, voy conociendo un poquito más Nueva Zelanda, o al menos la capital y sus alrededores. Sin embargo, no porque pasen los días y los descubrimientos se vayan acumulando, mi asombro esté desapareciendo. Cada lugar que visitamos, cada parque que recorremos y cada playa que visitamos, no deja de sorprendernos y de deslumbrarnos. Pensando que los pocos kilómetros que las separan no sean los suficientes para crear un paisaje totalmente distinto, nos hemos sorprendido más de una vez.