La gramática (publicitaria) de la Nueva política

#EntrePlazaYPlatea

Pasadas tres semanas del inicio del blog, hoy vengo a saldar una deuda. Nunca expliqué a qué obedece el título del mismo. Algo que pospuse confiado en que la política local (generosa en ejemplos) me iba a dar la oportunidad de hacerlo.

 El pasado miércoles 13 de febrero la oportunidad llegó. En esa fecha, todos los medios nacionales publicaron entre sus primeras hojas una solicitada titulada “Ella o VOS” (la versión publicada por Infobae puede verse acá).

 Más allá de quién la firma y de cualquier apreciación personal o de otra índole sobre la fuerza y el político en cuestión, la solicitada es un interesante ejemplo de cierto modo de hacer política en Argentina y en la región. Resume los puntos más significativos de aquello que algunos han dado en llamar “la nueva política”. Les propongo entonces reconstruir, a través de la lectura, las reglas que hacen a la gramática de esta forma emergente de hacer política.

Vamos por párrafos. En primer lugar, se nos expone ante un enunciado (“Ella o VOS”) que trae a la memoria de muchos el slogan de la campaña presidencial de 2007 de Cristina Fernández, con la excepción –claro está- que ahora se la presenta sola (sin Cobos) y sin “Vos”. Incluso, la inversión del “y” por el “o” remarca el hecho que no sólo estaría sola, sino que también estaría enfrentada al “VOS”. Hasta aquí, lo que puede considerarse un guiño publicitario inteligente.

Acto seguido Cristina deja de ser nombrada por el nombre que la nombra. Pasa a ser, simplemente, “Ella”: un juego de referencias –a medio camino entre- la idea de la construcción mítica de Néstor Kirchner como “Él” y un gesto de desprecio en donde al parecer no merecería ser nombrada. Desprecio que es menos personal y de contenido que de forma, sobre cierto modo de hacer política.

Regla #1: la Nueva política se distancia de las formas de la política tradicional y sólo puede construir su posicionamiento público diferenciándose de esta.

Siguiendo en la lectura, la solicitada nos expone a lo que Eliseo Verón denominaba componentes descriptivos, en donde el enunciador busca constatar una realidad. En este caso, el “cisma de la Argentina”. Un país dividido en dos. Constatación que tiene, al parecer, efectos concretos: la bronca y el miedo. Una realidad que se impone aun cuando se intente “negarla”. Sobre esta constatación se montará una retórica de la “unidad de la oposición”.

Regla #2: la Nueva política siempre implica una retórica del no-conflicto. Ofrece expresiones generales conciliadoras. Aspira a no confrontar y no discutir.

Ahora bien, entre la Regla 1 y la Regla 2 se genera una contradicción de difícil resolución argumental. Es decir, entre una y otra emerge un conflicto. Queda expuesto que la retórica conciliadora de la Regla 2 tiene un límite: las formas de la política tradicional con las cuales no hay concesión posible. De hecho, en la solicitada se advierte claramente que esta tensión lleva a problemas de argumentación lógica: se critica la fragmentación del país, pero se somete al lector a optar entre un polo u otro de la dicotomía.

En tercer lugar, la solicitada nos expone a una firma individual. Se nos convoca a la unidad frente al oficialismo no en nombre de una fuerza, sino a través de una persona concreta e identificable.

Regla #3: la Nueva política es una política de los candidatos y no de los partidos.

Advertencia que ya señalara hace muchos años –y que en cierta forma tomo a préstamos de- Manuel Mora y Araujo. Las estructuras partidarias son sospechadas, caen presas del desprecio de la Regla 1 por “ineficientes” e “ideologizadas” y son por ende descartadas, salvo por la necesidad formal de tener que recurrir a ellas para presentarse a una elección. Incluso, pueden rastrearse entre el quinto y sexto párrafo, que es en nombre no de la ambición personal (algo que podría ser objetado a quien firma de forma individual) sino de ciertos componentes deontológicos, del “deber ser”, que se hace la convocatoria: el hecho de que “el País” (uno de los dos) exige hacer algo y pronto. La ambición personal muere, donde el país exige.

Por otra parte, esta idea de hacer “algo” es recurrente. Se nos enuncia que “algo” hay que hacer, pero nunca se avanza sobre el mismo en detalle. Una idea que tiene en su origen el presupuesto que a la opinión pública no le interesan los programas y que no define su voto por propuestas.

Regla #4: la Nueva política no es una política programática, sino de los efectos.

Asimismo, otro rasgo interesante es el timing de la solicitada, publicada 5 meses antes del comienzo del calendario electoral. Los tiempos del calendario electoral y la campaña oficial se dilatan cada vez más. La Nueva Política funciona en campaña permanente, aun cuando le cueste y muchas veces no pueda reclutar adherentes en el mediano y largo plazo por su funcionamiento eminentemente cortoplacista (volveremos sobre esto).

Regla #5: la Nueva política opera bajo la forma de “campaña oficiosa”.

Ahora bien un rasgo central con alto impacto en la configuración general de esta nueva forma de hacer política, está definido por el hecho que llega a nosotros a través de la publicidad. Después de todo, estamos hablando de una solicitada y no de una estrategia amplia que articula diferentes soportes, incluido el  territorio. Se reduce, de esta forma, la complejidad de lo político a los indecisos como publico privilegiado (segmento cada vez más decisivo en las elecciones). Se concentra en ellos, en lugar de  fidelizar a aquellos con quienes comparten cierta visión del mundo o polemizar con sus opositores. No en vano, los esfuerzos por describir los dos “Países” en la solicitada (más del 50% de todo el espacio) constituye una forma de convencer a aquellos por definirse. Pero además, se trata de una forma muy tranquilizadora para quien la produce. La publicidad es tranquilizante. Una vez publicada, el enunciador puede quedarse con la seguridad que “algo hizo”, aun sin saber qué efectos reales tuvo. Incluso puede ver el rebote en medios electrónicos o en la prensa escrita en forma de notas periodísticas. Queda fascinado por ese juego sin saber qué ha pasado o no con ella en el conjunto efectivo de la gente que vota (¿Fue leída? ¿Cómo? ¿Qué actitudes produjo?). Algo que cobra relevancia si consideramos que estamos hablando de un distrito, como el de la Provincia de Buenos Aires, en donde el voto se define en localidades donde cualquier estrategia escritural, publicada en un matutino, tiende a fracasar por la baja penetración de los diarios en los sectores populares y los bajos índices de lectura.

Regla #6: la Nueva política funciona, fundamentalmente, bajo una lógica publicitaria del target dirigida a los indecisos.

Como consecuencia de esto, estamos ante una comunicación de corto plazo. La Nueva política produce un contacto de efímero. Su interpelación dura, lo que el electorado expuesto a su publicidad. No existen interpelaciones de largo y mediano plazo, como lo eran aquellas propias de los partidos tradicionales. Principalmente, porque no existe presencia territorial o la misma es limitada. De la solicitada en cuestión, aun cuando causó un gran impacto mediático el día de su publicación, nada quedó algunos días después (quizás solo este post).

Regla #7: la Nueva política produce una interpelación de corto plazo, propia del régimen publicitario bajo el que funciona.

Ahora bien, la solicitada evidencia, a su vez, cierta incomodidad. Incomodidad que puede rastrearse en el uso de la primera persona del plural. Si el lector se fija en cada uno de los usos del “nosotros” que se hace, podrá notar que hay cierta pérdida de coherencia. En algunos casos parece referirse a quien enuncia y quien lee a solicitada, en otros a quien enuncia y el resto de los políticos, o incluso a los tres: los políticos, quien lee y quien enuncia, como parte integrante del primero. En una palabra, el colectivo de identificación que se nos ofrece no es muy estable. Se nos invita a formar parte de un colectivo sin definir. Sin estabilidad. Todo un síntoma de cierta inestabilidad misma en el campo de las fuerzas políticas.

Regla #8: la nueva política, salvo excepciones, tiene serios problemas para ofrecer marcos identitarios coherentes y sustentables en el mediano y largo plazo.

Existe otro rasgo, argumental, de sumo interés en la solicitada. El párrafo quinto nos brinda un rasgo descriptivo implícito: “los políticos en Argentina no son tan persona”, donde “persona” tiene un peso y connotación moral fuerte. La Nueva política plantea permanente una frontera entre “la gente” y los “políticos”, donde unos no pueden ser otros sin traicionar sus orígenes un poco. El agente/candidato de la Nueva Política es una suerte de “altruista” que arriesgando cierta posición de confort personal se lanza a la aventura de cruzar la frontera entre uno y otro. Deviene político, sí, pero a condición de que lo que él haga no sea entendido como “política” (tradicional). No en vano, permanentemente se busca, en piezas como esta, apelaciones directas del tipo “alguien como vos” o alguien “menos político y más persona”. En la solicitada, por ejemplo, todos los primeros párrafos están dedicados a producir este contacto con la “gente de a pie” a partir de expresiones propias del registro oral (ver las primeras oraciones) o incluso palabras como “bronca”, “caprichos”, entre otras.

Regla #9: a mitad de camino entre la política tradicional y le gente, la Nueva política busca cruzar una frontera que permanentemente produce y reproduce.

Por último, como consecuencia de lo que mencionábamos a propósito de la Regla 6 y cierta fascinación para con los medios, la nueva política es una política fundamentalmente mediática. Está pensada, desde un momento cero (en sus tiempos, su diagramación, su creatividad) para estar en los medios. No existe si no es en y por los medios. Privilegia los medios por sobre el territorio, campo en el cual se desplegaban las estrategias de la política tradicional.

Regla #10: la Nueva política tiene fascinación exclusiva por los medios.

Hoy por hoy, en momentos en donde los medios y su rol social son cada vez más discutidos, los agentes de la Nueva Política ya no cuentan con un lugar legitimado para desplegar su estrategia. Muchos aun no lo han notado, pero sus niveles de valoración pública han caído en paralelo a los niveles de credibilidad en los medios.

Entre la Plaza y la Platea, concepto acuñado por María Cristina Mata (el cual da nombre a este blog), es el intento por llamar la atención para que la primera (condensación de movilizaciones y eje de la política territorial tradicional) no quede olvidada por la fascinación que genera la segunda. Es un intento por comprender que la política se juega aun hoy (y de forma decisiva, pese a lo que muchos están dispuestos a creer) en una tensión entre ambos polos.