Antonio “Falucho” Ruiz fue testigo de muchas batallas, de mucha sangre y de muchos muertos. Por eso, su cuerpo, plagado de cicatrices, quedó inmortalizado en el bronce.
Su carne fue construida con la misma paleta de colores que la estatua.
Falucho era negro, y no se sabe dónde nació, aunque probablemente haya sido en África. Algunos dicen que fue nacionalizado argentino, aunque vivió en incontables pueblos y parajes.
Lo único que se pudo comprobar de él es que sirvió en el Ejército del general José de San Martín, enfrentó a los realistas por Bolivia, Chile; y resultó muerto en el Callao, un gigantesco barrio de Lima, Perú.