Por: Mijal Orihuela
Buenos Aires tiene una historia cosmopolita. Una urbe donde coexistieron europeos de diversos sitios, gauchos, africanos y pueblos originarios. Una historia de represión y persecución a pueblos originarios, de esclavos africanos y de inmigrantes europeos. Pero también de intercambio cultural que nos hizo quienes somos hoy como colectivo social.
Dicen que si querés conocer un inglés no vayas a Londres, porque esta es la ciudad “más cosmopolita del mundo”. Sin embargo, ¿es nuestra ciudad cosmopolita? Me atrevería a decir que no, sin embargo, existe una diversidad cultural que sigue siendo única a nivel nacional. Si bien las tasas de extranjeros son sustancialmente menores a las que eran hace 100 años (por ejemplo, en 1925 se estimaba un 30% de población extranjera y hoy día ronda el 5%) y muchos argentinos hablamos sólo español, en esta ciudad existe una significativa diversidad cultural: argentinos porteños y del resto del país, habitantes y turistas extranjeros de todo el mundo, colectividades de múltiples religiones y raíces étnicas, tribus urbanas de lo más variadas.
Creo que parte del cambio radica en entender la diversidad cultural no tanto como orígenes geográficos o étnicos, como estilos de vida, creencias y estética. Y en eso Buenos Aires es muy rica. Los invito en este día a captar imágenes mentales que nos hablan de convivencia y respeto entre gente distinta.