Viajando por el Noroeste argentino surgió la interrogante si el turismo implica necesariamente una pérdida de identidad, sobre todo en las localidades de menor tamaño. Entonces, y de forma casual, fui a Junín de los Andes, un pueblo de la precordillera neuquina.
Es el pueblo más antiguo de la provincia, originalmente un fuerte situado en lo que hasta entonces era tierra de tehuelches y mapuches, que actualmente expresa el sincretismo cultural en su arte y cultura entre otros.
Localizado cerca del Volcán Lanín, es un reconocido polo de pesca con trucha y también de turismo religioso, dado que fue además hogar de la Beata Laura Vicuña. Esto ha convertido a Junín de los Andes en un significativo punto turístico. En este contexto, la localidad ha desarrollado atractivos que refuerzan la identidad intercultural de sus habitantes, entre ellos: La Fiesta Nacional del Puestero, el museo mapuche, el Santuario y el Via Christi.