Ser padres hoy

#Psico+40

 

Son pocos los fenómenos sociales que cambiaron tanto en tan poco tiempo: me refiero a la organización de la familia.

En los últimos años la organización de la familia cambió tanto, como no cambió en siglos.

Quizás recuerdes una imágen clásica de los libros escolares, en que se veían ilustraciones de la mamá bordando,con un delantal, el padre sentado cómodamente leyendo el periódico en pantuflas, después de una larga jornada de trabajo, los niños jugando en la alfombra, ella con una muñeca y el con un autito.

Esta estructura de familia tradicional parece estar en extinción, sin embargo seguimos soñando con ella.

Hoy vemos aparecer otras formas de familia: madres solteras, parejas homosexuales, hijos engendrados artificialmente, familias ensambladas.

Las mujeres y las madres trabajan mucho más que antes, porque si bien tenemos los electrodomésticos que no tenían nuestras abuelas, las mujeres que desarrollan profesiones, oficios, ocupaciones varias no se han liberado de las tareas domésticas, de la organización del hogar y la crianza y cuidado de los hijos.

Entre paréntesis ¿ no deberíamos las mujeres celebrar el día mundial del lavarropas? Un electrodoméstico que nos ha liberado y salvado nuestras columnas vertebrales.

Sigamos…

En la Argentina como en Latinoamérica en general continuamos inmersos en una cultura machista y patriarcal donde los hombres colaboran poco con las tareas del hogar y la crianza de los chicos.

Son pocos todavía los que planchan, cocinan, se levantan a la noche cuando los chicos tienen fiebre y cuando un hijo se enferma es la mujer la que falta al trabajo.

Siempre hay excepciones, me parece que las tareas se van equilibrando en los matrimonios mas jóvenes en los cuales hay pactos previos a la convivencia en cuanto a las responsabilidades compartidas , el cuidado de la individualidad, como de la valoración del trabajo de ambos miembros de la pareja.

La Dra Roudinesco en su libro “La familia en desorden” expresa que la familia actual :”aparece cada vez menos capaz de transmitir los valores que tradicionalmente venía encarnando”, pero al mismo tiempo es reivindicada como el lugar por excelencia de desarrollo individual.

Eso es la familia: un sistema en constante transformación que gira en torno a 2 ejes de vinculación: el vínculo sanguíneo y el de afinidad. Es un grupo que recibe a un ser que nace inmaduro e indefenso, lo abriga, lo abraza lo cubre en sus necesidades materiales y afectivas, le transmite su cultura, identidad, valores e ideales. Tiene 2 objetivos: la protección y el crecimiento psicosocial de sus miembros. Es la matriz de identidad de una persona, un lugar en donde nos enseñan a ser personas y nos brindan las herramientas para poder independizarnos llegado el momento.

A partir de los años 60‘, la autoridad paterna empieza a hacerse cada vez más problemática, las familias se van democratizando , transformándose y abriendo a nuevas formas de vincularse.

Pasa algo curioso: mientras que los cambios en otras instituciones sociales son considerados como progreso, los cambios que han transformado a la familia son vistos como síntomas de decadencia.

Los mayores piensan que hoy las familias duran un suspiro. No sé por que. Tengo algunas hipótesis: antes los maridos duraban más, eran como la heladera Siam la que tenía la manija con la bola, irrompibles. Antes las mujeres bancaban lo imbancable, las madres decían “hay que aguantar” y aguantaban.

Es difícil definir hoy a la familia por la diversidad de formas que presenta, lo que no cambia es la tendencia a la idealización.

Es frecuente ver a la familia como institución desde nuestra propia experiencia, muchas veces pensamos que nuestra familia reproduce los rasgos de las familias en general, tendemos a considerar a nuestra familia como la mejor y a veces es duro admitir los errores y horrores que allí acontecen.

Siempre me llama la atención que las personas mayores recuerden a sus padres sin fallas, ni defectos, muchas veces escuché: “ uno aceptaba a sus padres sin críticas”, ¿había respeto o miedo? ¿o idealización?. Esas mismas personas que aceptaron a sus padres sin criticarlos viven en un mundo que cambió y tienen que aceptar las críticas de sus hijos adolescentes, jóvenes o ya adultos.

Debería existir en la revista “Ser padres hoy” una sección para padres mayores y sus hijos adultos, uno no deja de ser padre aunque los hijos tengan más de 30 ,40 o 60 años, pero el vínculo debe alcanzar necesariamente una simetría impregnada de respeto mutuo.

No es cierto que con el correr del tiempo nos convertimos en hijos de nuestros hijos como muchas veces escucho. Es un poco complicado ser padre de un hijo adulto: para ese vínculo se necesita simetría, amor y respeto, bancarse las facturas que nos pasan aunque como hijos, en su momento no hayamos hecho reclamos.

Un hombre de mas de 80 años me dijo el otro día: “ Cuando era chico y mi papá me daba la mano para caminar yo sentía que el mundo era perfecto”

Que suerte haber podido disfrutar de esos momentos de seguridad y felicidad.

Feliz día del padre!!!!