Recuerdos de mis viajes por Ecuador.
Se aproximaba el atardecer y emprendimos un viaje de cuatrocientos kilómetros. Nuestro objetivo era llegar a Ambato. Capital de la Provincia de Tungurahua. Nuestro transporte empezó a ascender poco a poco inicialmente. Transitábamos por puentes y profundos valles poblados de una abundante vegetación. Infinidad de palmeras que le daban un aire muy exótico. La Cordillera de los Andes cruza el territorio del Ecuador de Sur a Norte. Un importante filo de piedra que corta el territorio a una considerable altura. Es una zona caliente muy caliente por sus Volcanes. Precisamente el que le dio nombre a esta Provincia el Tungurahua – En quichua: Garganta- Tuvo una de sus últimas explosiones en febrero del 2014. Sus pobladores como si nada, hasta parecen adorarlos. Por lo menos… mucho respeto. A un costado el Pacifico y en el otro la selva amazónica. Un verdadero combo de climas y bellezas tropicales. Este es el Ecuador.
En una parada se nos agregó un nuevo pasajero…El frio. Pasamos de una temperatura tropical a una temperatura muy baja. Tuvimos que recurrir a nuestra inventiva. Abrigos no teníamos. La noche se había cerrado y los faros iluminaban nuestra ruta. Un camino muy ancho y perfectamente señalizado. Parecía que lo habían hecho para nosotros. El chofer con toda su baquía tomaba una curva e inmediatamente la contracurva y por si fuera poco en subida. Se lucia con su habilidad. El motor del vehículo se quejaba por el esfuerzo pero rápidamente mostraba su compostura. Así sumamos seis horas de viaje. Casi sin darnos cuenta estábamos en el Cantón Ambato.
La hora nos marcaba que teníamos que comer algo. Veníamos muy mal acostumbrados. Nuestro guia. El chef Ricardo Saltos. Un maestro no solo de cocina sino también de turismo. Sentencio. Nos están esperando en el Hotel temático “Mary Carmen”. No hay tiempo para cambiarse y ponerse coquetos. Sin esperar nuestra aprobación ya estábamos en los ascensores del Hotel. Grata sorpresa fue el recibimiento que nos tenían preparado. Nos pareció demasiado nos hicieron sentir grandes personajes. Pero la humildad del pueblo Ecuatoriano así lo marca y se desviven por demostrar cómo quieren a sus cosas.
Nos esperaba todo el personal y la propia dueña. Con vestidos largos y de época. Cuando recorríamos las habitaciones temáticas acompañados por ellos, nos permitían viajar y elucubrar nuestras propias fantasías. Cuatro pisos temáticos nos fueron envolviendo en un pequeño paraíso. El del Rinoceronte. El del Tigre y la cebra con su rayado tradicional blanco y negro. Llego la orden. A comer. La mesa está servida. Hacia allí fuimos y siguieron las sorpresas. Una orquesta rompió el silencio y de sus cuerdas salían maravillosas melodías. Las mesas servidas y mi única desilusión. Una sola copa adornaba el centro de ellas. Únicamente agua.
Eso no empaño el lomo al romero que los Chefs nos habían preparado como plato principal. Nuevamente la música y los bailes típicos. Su propia dueña vestida de época encabezo al importante grupo de jóvenes que lo hacían profesionalmente. Nos permitieron vivir una velada primorosa. Necesitábamos un descanso el día había sido agotador. Cuando desayunaba casi no recordaba dónde estaba. Es evidente que el agua no me cae tan bien. El mozo me dijo es el “Hotel Ambato” vaya a la terraza o en el lobby la vista es muy atractiva.
Fuimos recibidos por las máximas autoridades en la quinta y jardín Botánico Juan León Mera. El autor del himno Ecuatoriano. El entorno de la quinta con su añosa arboleda, el olor a las flores y una mañana fresca que nos envolvía en su microclima. Fue llenado nuestros ojos con hermosos ejemplares de árboles y flores. Justificando el premio que recibiera el Ecuador “Destino verde Líder del Mundo”. Trecientas especies de distintos ejemplares se renuevan y nos hacían sentir protegidos con su sombra. El sol ecuatoriano derrotado ante semejante espesura que nos rodeaba.
De pronto aparecieron las mujeres del evento con sus bandejas cargadas de empandas de viento rellenas de queso y azúcar, con una colada morada de frutas. Así empezamos la recorrida por el Museo y Jardín botánico lindero. Nos acompañaban el olor a fresco de las plantas y un camino de maravilloso paisaje de flores y plantas muy cuidadas. Despaciosamente caminábamos por sus senderos intentando guardar tanta hermosura en un pequeño recuadro de nuestras cámaras fotográficas…Imposible.
Viajamos rumbo al Cantón Píllaro. Allí en su plaza central una banda de pueblo nos deleitaba con su música. Fue momento para que aparecieran de todos lados los diablos que con sus rostros tapados por una máscara que muy artesanalmente representaba el personaje. Saltaron y bailaron con todos los presentes. Ellos siguiendo un ritual para nosotros difícil de dilucidar. El origen de este baile remoto tiene varias explicaciones que se hace imposible enumerar. En mi caso me resulto muy atractivo observar los nativos de mucha edad que los miraban con su mirada perdida como buscando algo en su mente, que seguro este baile se los debe hacer recordar.
Nos prometieron de almuerzo una sorpresa y fuimos al Restaurant “Delicias de la Pacha Mama”. La sorpresa sí fue importante. Nos servirían “Pato al Lodo”. Estuvimos detrás de Ángel Amores su propietario quien nos fue mostrando el proceso de cocción. Los patos vivitos y mostrando su clásico movida de cola entre nosotros. Sobre una bandeja un ejemplar ya listo para la fechoría. Eviscerado pero con todo su plumaje. Se cubre con un lodo chirlo que es traído de los manglares por su pureza y buena cantidad de sales. El pato no se aliña y va a un horno que llega a los ochocientos grados durante 12 horas. Es verdaderamente una delicia.
Seguimos nuestros recorrido por los distintos cantones-Intendencias- admirando y probando todo tipo de futas, dulces y derivados de sus productos. El frío nos tenía a mal traer y llegamos casi tiritando a la “Hostería Quinta Loren”. Allí tendríamos nuestra cena. En confianza en una charla con el propietario le hice el comentario que en muchas comidas extrañaba los buenos vinos argentinos. Debido a que en general nos habían servido según su costumbre jugos de frutas y agua. El. Desafiante me dijo para que se le vaya el frío le vamos a servir un coctel muy del Ecuador. “El Canelazo” con la particularidad de que es caliente. No tan común entre los tragos que generalmente son fríos.
Seguíamos nuestra charla entre canelazo y canelazo y probé unas alitas de pollo con tres salsas picantes. Del frío ya ni me acordaba y hablamos de nuestra cena así que como anticipo me dio su receta. “Lomo a la Piedra” Es un abundante trozo de lomo, hecho a la parrilla en su punto diríamos muy jugoso. Al comensal le sirven un plato con una piedra volcánica a muy buena temperatura. Cada uno lo termina de asar sobre la piedra y le da el punto que más le agrada y le agrega los aliños que más le gusten.
Todo esto regado con buen tinto y vegetales. Se imaginan estaba haciendo un asado en mi plato como si estuviera en mi país. Lo que no me dijo y fue una sorpresa agradable que el chef flambeo las carnes, con alguna bebida espirituoso. Sus llamas se elevaban danzando grotescamente en un ritual extraño. Este toque le dio una relevancia al plato a servir muy inesperado y glamoroso.
Mi próxima nota sobre el Ecuador.
El sábado 4/04/15. 12 horas.