Recuerdos de mis viajes por Ecuador.
Volcán Tungurahua.
Hoy el volcán Tungurahua sábado 16 de abril de 2015 está en actividad. Sus entrañas rugen y emiten fuego. Uno de los tantos misterios de la naturaleza. La tierra festeja o la tierra se enfurece y así lo demuestra quizás escandalizada por lo que ocurre en la superficie. De cualquier manera este es un fenómeno muy difícil de explicar. Solamente se puede pedir por los pobladores que viven muy cerca de él.
Recorriendo la cordillera Ecuatoriana nos habían prometido unas de las visitas más descollantes. Nos tenían preparado conocer una fábrica de caramelos artesanales. Su propietario y fabricante llevaba sobre sus hombros muy coquetamente más de ochenta años. No fue un impedimento su edad para demostrarnos toda su técnica. Reconocida y aprendida de sus ancestros. Toda su familia a sus órdenes. Una masa blanca a alta temperatura empezó a amasarla y convertirla en dulces hilos que fueron tomando forma de golosinas en sus manos… muy gastadas por el trabajo. Insensibles al dolor por el calor que deben soportar y muy sensibles al sabor y las formas que logra con las caricias que le prodiga al producto.
Pero a no dudarlo que esas manos estaban cargadas de magia mientras se iban moviendo y transformado esa masa blanca en sabrosos caramelos. Los mismos que harían el deleite de los más pequeños y también de los más grandes por qué no. El lugar era muy estrecho. Nos costaba trabajar con libertad. Las cámaras fotográficas y de video se superponían y tratábamos de hacernos invisibles para lograr que todos pudieran guardar tan lindas imágenes.
En nuestras bocas ya giraban los dulces que nos obsequiaron. Un comentario casi silencioso recorría entre nosotros. Apenas como un susurro y eran para elogiar la fuerza y la voluntad de este hombre ya mayor para llevar adelante su fabricación. Nuestra intensa recorrida era sin descansos. En el cantón Quero vistamos la hacienda “Hipolongo”. Una fría llovizna nos acompañaba y un sol muy errático no alcanzaba para darle a esa magnífica cordillera ecuatoriana el calor necesario.
El atardecer nos hacía sentir la temperatura de las altas cumbres. La lluvia no quiso perderse esa visita. De esa manera como una infiltrada quiso agregarse a nosotros. Cada una de sus gotas era una prueba de nuestra resistencia al hielo. Todos estos puntos en contra no fue impedimento para que probáramos el helado de uvilla, una fruta que nada tiene que ver con la uva pero que si guarda la particularidad de ser exótica y medicinal. Su cultivo se adapta perfectamente a los valles del Tungurahua.
Contiene vitaminas A y C y se le otorgan una variada receta curativa, sobre todo para el tratamiento de la diabetes. A pesar de la tarde destemplada ciertos personajes de nuestra comitiva aprovecharon y dieron algunas vueltas a caballo que fueron preparados para la ocasión, Ellos muy mansos pero algunos jinetes estaban encaprichados en probar la dureza del suelo volcánico y se revolcaban dándole besos al suelo ecuatoriano. Por supuesto que nosotros que solo los mirábamos nos reímos a más no poder.
Una capilla con una rica historia y un quincho muy amplio con gran cantidad de antigüedades fueron un refugio ideal ante las inclemencias del tiempo y el fogón ardía con ganas y nos calentaba mientras degustábamos las delicias que nos servían constantemente. A pesar de que era muy tarde hicimos unos cuantos kilómetros hasta el cantón Baños de Agua Santa. Allí nos esperaban en el” Hotel Savoy “.
Después de tanta comida era trabajoso llevar el equipaje hasta las habitaciones. Es así que muy lentamente arrastrábamos nuestras queridas valijas. Mientras nos reprochábamos que estuvieran tan pesadas. En mi caso tuve la fortuna de que la habitación que me tocó en suerte fue muy privilegiada. Estaba ubicada en una ochava que me permitía ver en toda su dimensión la Cascada de “La Cabellera de la Virgen”.
Pese a lo avanzado de la noche y a pesar del frio me senté en el balcón y me deje llevar por la imaginación. Mis oídos llenos del canto fresco del agua al caer… me abrazaba como si fuera mi mejor amiga. Me sentía acorralado en todos mis sentidos por ese magnifico torrente de agua que bajaba de la montaña, con un olor húmedo a naturaleza viva. Rápidamente me dormí rodeado de un halo angelical no tan común en mí.
Por la mañana todavía envuelto en una importante modorra salí al balcón y me embelese con su vista. Frente a mí una fantástica Cascada con una caída impresionante. Todo era distinto. El color del sol hizo que cambiara la paleta del pintor. La fusión de las aguas limpias y transparentes levanta una gran estela de agua pulverizada. Es un gran paisaje natural con un entorno de gran belleza y detalladamente seguía los saltos del agua de piedra en piedra. Contemplaba todo como si fuera un gran escenario donde sin dudas estuvo la mano del creador.
Un paraíso acariciaba mis ojos con una vista y una música espectacular. Todo su entorno armonizado y de esa manera lo transforma en un sitio encantador. Los elementos básicos de la naturaleza en una unión inseparable, la montaña, el agua y el sol. Así se conforma esta hermosa catarata. A la que se le suma una impresionante caída de aguas cristalinas y frías. Esto es Baños un ambiente totalmente inigualable. Un refugio de descanso donde se renuevan las fuerzas y la naturaleza se ocupara de proveernos aire puro.
En su cima el cerro Bella vista le da el inicio a la misma y en sus pies se encuentran las “Piscinas de la Virgen” cubiertas de aguas sulfatadas que al igual que todas las fuentes de este tipo, se emplean en el alivio de diferentes males. Los beneficios de las aguas termales para muchas de las nanas de nuestro cuerpo son debido a la existencia de minerales en su composición química.
Me costó un buen tiempo deshacerme de todo el encanto que rodea este fenómeno natural. El muy bueno y completo desayuno del Hotel me ayudó mucho a ello. Salí a caminar por el centro de Baños. Una infinidad de puestos con venta de artículos regionales pululan uno al lado del otro. Me habían hablado muy bien de la Catedral así que cámara en mano me dedique a recorrer sus hermosas instalaciones. Se acercaba la hora del medio día y también los preparativos para nuestra partida.
Más tarde unas cuantas horas de tranquilo andar nos dejarían en Guayaquil. Mientras tanto todo el personal del Hotel se movía diligentemente preparando un almuerzo que los propietarios del mismo nos habían preparado. Tuvieron la gentileza de presidir la misma. Un poco remolones después de tanta amabilidad empezó la hora de los despidos. De a poco íbamos dejando atrás a Tungurahua y al Ecuador. Un país que siempre tan bien me recibe y tanto me cuesta abandonarlo. Hasta Pronto Ecuador.