Ana Sol: “La música tiene un poder transformador sobre la gente”.

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La cantante venezolana publicó “Justiciera”, el primer disco de estudio con su nueva banda.

“Edité tres discos muy independientes con otro proyecto anterior. También integré Un Kuartito y toqué con Las Manos de Filippi, entre otras bandas, hasta que decidí armar mi propio grupo y llevarlo adelante. Desde el año 2009, tocamos con la misma formación con quienes decidimos entrar a grabar el álbum debut”, narró Ana Sol Torroixa al recordar parte de su historia musical hasta llegar a la actualidad, donde está al frente de Ana sol & La Candela.

“Justiciera” tiene 18 canciones que funcionan como una batidora sonora que mezcla sonidos urbanos y folklore latinoamericano con reggae, cumbia, ska, dancehall, ritmos afro-venezolanos, afro-brasileros y coplas del norte argentino, uniéndolos a la electrónica y el rock. “El nombre del disco es el título de una de las canciones que lo componen. Su letra habla de pelear por lo que uno cree que es lo correcto y de luchar por lo que te gusta con una responsabilidad hacia los demás. El mensaje es: no bajar los brazos e intentar hacer lo que te gusta para disfrutarlo porque, a veces, es difícil conseguirlo”, explicó la percusionista.

Después de tres años de tocar y prepararse para entrar el estudio, ¿Cómo fue la experiencia durante la grabación?

En realidad, estuvimos casi un año haciendo la selección de las canciones del disco junto con mis compañeros. Demoramos ese tiempo porque queríamos buscar un sonido y una estética propia. Simultáneamente, grabé otra parte del disco por mi cuenta pero con la ayuda de Gaspar Om, cantante de Los Umbanda. Entonces, el álbum se armó en dos partes: mitad en formato banda y la otra mitad más electrónica. Fue una experiencia de búsqueda e investigación que se extendió durante dos años. Hace un año que grabamos las canciones pero el lanzamiento se demoró bastante debido a distintas cuestiones de edición; Cuando finalizas el aspecto musical comienza un nuevo proceso que requiere de mucho esfuerzo, dedicación y paciencia porque influye directamente en el tiempo que uno proyecta para la publicación del material.

Tras varios meses de trabajo, ¿Cuál es la sensación que tenes con el disco en las bateas?

¡Estoy súper contenta! Cuando estaba en la instancia de grabación me preocupaba demasiado por lograr que todos los ritmos distintos que escuchas en el disco sonaran de manera uniforme, es decir, con una estética musical que los agrupe. Por suerte, todo cerró mágicamente y la repercusión fue muy buena. Me pone muy feliz que nuestra música guste.

Realizaron la presentación oficial de Justiciera en Makena, ¿Cuál fue la respuesta del público ante las nuevas canciones?

Lo describiría como un bautismo: fue un concierto hermoso porque, además, participaron muchos de los invitados que están en el disco. Para ese show incluimos dos de las nuevas canciones que eran las únicas que no habíamos tocado anteriormente; El resto, por lo menos una vez, sonaron en vivo. Lo que preparamos para esa actuación fueron varias re-versiones de los temas del álbum porque nos gusta muchísimo fusionar la música electrónica con el sonido  latino y el afro en la percusión. Creo que esa mixtura entre lo electrónico y la música de raíz fue lo que más le gustó a la gente ¡Se fueron muy sorprendidos!

¿A qué elementos recurrís a la hora de buscar inspiración para crear tus temas?

En la composición de mis canciones influye todo lo que viví y la forma que tengo de percibir el mundo. En estos últimos años, me llamó la atención el predominio de una actitud muy destructiva que, si bien estuvo siempre, creo que se potenció. Entonces, intento revertir lo negativo que me rodea con un mensaje positivo y auténtico. Por medio de mi música, busco unir a la gente, que haya más respeto e igualdad.  No son temas contestatarios pero si transmiten la idea de avanzar y de crecer como seres humanos. También hay canciones de amor, de despecho y temas que relatan vivencias personales.

Kumbia Subliminal, con Prince Ranny como invitado, es el corte de difusión del material. “Es uno de los temas que más me gusta del disco porque tiene un ritmo super alegre y habla de temas sociales. Como a todo aquel que escuchó el CD fue una de las canciones que más le llamó la atención, la elegimos como corte de difusión”, explicó Ana Sol, quien reflexionó: “La música tiene un poder transformador sobre la gente. Me gustaría influir en la vida de las personas del mismo modo en que los artistas que escucho lo hicieron en mí. Quizás suceda; Tal vez no. Porque no toda la música pega de la misma manera”.

¿Resultó difícil seleccionar las 18 canciones que componen el álbum?

Sí, fue un trabajo arduo. Incluso, quedaron temas afuera pero eso sucedió por las ganas de presentar todo el material que tenía en mi debut discográfico con éste proyecto. Quizás, ahora haría algo más corto, pero tenía muchas ganas de que estén todos esos temas.

Javier Fonseca, Kachafaz, Pablito Molina y Germán Cohen son algunos de los invitados del álbum, ¿Cómo se dio su participación?

La participación de todos los artistas que colaboraron en el disco no fue craneada. En ningún momento pensé: “En este tema pueda cantar tal” o “En esta canción podemos llamar a XX para que toque”. Son todos músicos amigos que, espontáneamente, se ofrecieron a participar. Mientras grabábamos, Prince Ranny y Javier Fonseca vinieron a tocar a Argentina. Conozco a Javier desde que integraba Alerta Camarada, una banda colombiana. Él se enteró, me contactó y me dijo: “Yo quiero grabar”. Cómo estaban juntos, Prince también se copó. Para mí fue un honor contar con ellos. Pablito Molina es un amigo de hace años. Grabamos nuestros discos en el mismo estudio, entonces, nos cruzábamos seguido. En ese contexto, se gestó su participación. Germán Cohen, de Onda Vaga, nos ayudó con su trombón. A él lo conozco de compartir escenario con distintos proyectos musicales. Con Kachafaz, integrante de Che Sudaka, pasó lo mismo: yo grabé en uno de sus discos cuando estaba en Un Kuartito y, cuando se enteró que estaba en plena grabación del disco, vino al estudio.

A pesar de la combinación de géneros que implementan en sus temas, ¿lograron construir y consolidar una identidad musical?

Creo que sí. Lo comprobamos al tocar con otras bandas y compartir los shows con distintos públicos. No somos una banda de reggae, ni de cumbia, ni de ska o de hip-hop. Somos un grupo que hace de toda esa combinación de estilos una sonoridad propia. De todos modos, es una construcción constante porque cada uno de nosotros estudia y explora su propia musicalidad para adaptarla a un objetivo en común como banda. Es una evolución permanente.

¿En alguno de todos ésos estilos que mencionabas te sentís más cómoda al momento de interpretarlo?

Siempre me gustó mucho cantar reggae y me siento bien con la cumbia. Son los dos estilos que me llenan el alma. También me gusta rapear porque el hip-hop me parece muy interesante como herramienta comunicacional debido a que te permite decir muchas palabras.

Teniendo en cuenta que el reggae es uno de tus géneros favoritos, ¿hay alguna variante del estilo que prefieras?

Sí, lo que es más bailable. El dancehall me encanta; Es el tipo de música que elijo para escuchar, también. Aunque, para cantar, opto por el reggae roots -que es el más tradicional- porque es un estilo que te permite transmitirle un montón de cosas al público.

¿Cómo lo descubriste?

Me gusta mucho la música de raíces negras y la africana. Además, me crié en el Caribe, en Venezuela. Entonces, fue un sonido que tuve cerca desde que era chica. Lo disfruté mucho más en la adolescencia, cuando estaba en la secundaria. El reggae me acompañó siempre. El reggae nació como una música espiritual. Yo no me considero religiosa ni soy rastafari pero comparto esa actitud frente a la vida.

¿Pensas que es un género apto para fusionarse con otros estilos?

Depende con qué estilos. Por ejemplo: el reggae con la cumbia pueden combinarse porque tienen una cadencia similar. También influye que es música negra y que su raíz es africana. De todos modos, pienso que tiene que ver con lo que uno escucha. La música ya está toda inventada, entonces, la misión de los artistas es mezclar todas esas herramientas para crear un sonido propio. Cada sonido tiene su cepa, su estructura y los demás la desarmamos. Me parece que, por respeto a la música, debemos conocer bien un estilo para poder mezclarlo. A mí me gusta hacerlo con ritmos afro-cubanos o brasileños porque son sonidos que conozco muy bien.

Sos cantante y percusionista, ¿En qué rol te sentís más cómoda?

Disfruto muchísimo ambas cosas. Pero cada una implica un proceso distinto. Lo que más estudié es percusión y hace muchos años que toco. Ése es el lugar donde estoy más cómoda porque tengo otra seguridad. Sin embargo, siempre canté. Tal vez ahora lo disfruto mucho más debido a que encontré mi propia forma de hacerlo, mi estilo. De todos modos, son dos aspectos que pueden complementarse. Por ejemplo, en todas las bandas que integré toqué percusión pero también canté. La diferencia es que, actualmente, estoy al frente del grupo sin tener como principal instrumento a la percusión y me preocupo más por la forma de comunicar el mensaje. Eso me llevó a ver la música desde una perspectiva nueva: la composición. Al ser percusionista tenía una visión de acompañamiento; Mi tarea era adornar y embellecer el sonido. Ahora me involucro mucho más en la creación de un tema. Pongo especial atención en la construcción de la lírica, en qué quiero decir y cómo quiero hacerlo.