Por: Daniela Escribano
Un andar muy particular. El “leopardo”, su “outfit” más destacado. Musculosas ajustadas de colores estridentes en “descomposé” con pantalones achupinados. “El patrón de la vereda” de finales de los ´90. “El campeón”, Guevarita, Guido, un personaje que se fue para siempre volver.
A la vista está que a Adrián Suar le gusta, le atrae, le divierte y le sirve incluir boxeo en sus ficciones. Lo probó a pleno en “Campeones de la vida”, lo retomó “a media asta” en “Pensionados” con el personaje que interpretaba Sebastián Estevanez, después en “Sos mi vida” con “La monita” (Natalia Oreiro) y con “Súper Nito” en “Por amor a vos” y “Alguien que me quiera”.
Ahora retomó su romance al cien por ciento en “Sos mi hombre”. “Volvió Campeones”, se decía por ahí.
Y claro, hay un gimnasio en el que pasa casi todo, están los personajes del gimnasio, el buffet del gimnasio, el entrenador del gimnasio, el manager del gimnasio, el campeón en decadencia, el enemigo que es campeón, la hija del manager que desvaría y la historia de amor. Sin embargo, en muy poco se parece a la historia protagonizada por Osvaldo Laport y Soledad Silveyra porque en nada se puede parecer una ficción de boxeo a “Campeones” si no tiene su bastión principal: Guido Guevara.
Corría 1999. Llegaba Laport al protagónico de esta ficción luego de haber gastado mucha suela en las pistas de galán. Tenía buena repercusión en la platea femenina y con los productores que buscaban un verdadero protagonista de telenovela. Pero había un dato que no todos tenían en cuenta: había interpretado a “Catriel”.
Y más allá de que su trabajo no había sido del todo ponderado por la crítica, le había permitido demostrar que era algo más que una figura seductora para la teleaudiencia; no le temía al ridículo, se animaba a componer y a romper estructuras.
Seguramente alertado por esta circunstancia, Adrián Suar le regalaba el personaje de su vida, el que lo hizo llegar a todo el grueso de los televidentes sin distinción de sexo, ni edad, el que lo convirtió en un actor entrañable, gracioso y profundo a la vez, “cambalache” y aguerrido.
El que le permitió generar jurisprudencia boxística en la TV para que cada vez que hubiera un ring, un guante de box, una campana y una toalla blanca, inmediatamente apareciera su cara en el imaginario; sus pantalones de leopardo, su mate pororó de pezuñas, su “catrera”, “la Biaru” y “la Torda”.
Justamente por esta obsesión de traerlo a colación cada vez que aparecen boxeadores en TV es que él, que nunca se fue, hoy esté por volver.
Ya se come nuevamente las eses y espera, seguramente sin éxito, encontrarse con “Garmendia” en otro ring. Ahora en el “Delta Boxing club”, más cerca de Ringo que del “Payasito” D´Alessandro, en contacto con “Guachín” y añorando los anteojos remendados con cinta blanca del“Vasquito”.
Así promociona El Trece su retorno
¿Qué habrá sido de la vida de Clarita (Soledad Silveyra)?, pregunta la tribuna. ¿Sabremos? Habrá que esperar.
En el marco de una tele nostálgica en la que se avistan los retornos de “Naranja y media”, “La banda del Golde Rocket”, Carola Casini y “Grande Pa” (o un formato similar), vuelve el rey del boxeo en materia televisiva, regresa “el campeón de la vida”.
“Por el barrio va, el campeón de la vida”. Vuelve; ¿alguna vez se fue?