Por: Ariel Wolman
Antes que nada quiero saludar a todos los hinchas de River que me seguían antes en el blog y a los nuevos que se suman ahora. Estoy muy contento de tener nuevamente este espacio para hablar de mi pasión. Queda claro, de esta manera, que no voy a ser objetivo, porque escribo como hincha, no como periodista.
Hecha la aclaración comienzo con mi lamento -perdón, nota- de esta semana. Ya todos saben que perdimos nuestro tercer partido del campeonato, el segundo consecutivo, en tan sólo 8 fechas. Lo peor es que, de las 5 restantes, empatamos otros 3 y ganamos apenas 2.
¿Mala suerte?, ¿alguna mano negra?, ¿nos perjudican?. No, nada de eso. Jugamos horrible y hasta pareciera que el equipo no tiene director técnico.
No quiero que empiecen a decirme ingrato o que no tengo memoria por todo lo que hizo Almeyda por nosotros. Pero hay que saber separar los tantos. Acá no está en juego el amor o el reconocimiento a Matías, sino estamos evaluando al
que está ocupando el puesto de entrenador, que circunstancialmente es de él.
Personalmente le agradezco el esfuerzo que hizo como jugador y el haber ascendido a River como DT. Pero primero, no creo eso de que nadie quería ocupar el puesto de técnico cuando River descendió y que sólo él aceptó hacerlo,
como dijeron en algún momento. Y segundo, hay que recordar que Dios se apiadó de nosotros y le evitó el ascenso directo a Central y a Instituto cuando parecía que habíamos hecho todo lo posible para quedarnos otro año en la B Nacional.
Durante el tiempo que estuvimos en segunda división pocas veces jugamos bien, a pesar de haber tenido un plantel muy superior al de los otros equipos. Coincido en que todos los rivales jugaron a muerte contra River, pero nunca pudimos encontrar el equipo o el funcionamiento ideal. Todos los partidos los vivimos con el corazón en la boca (para no ser grosero).
Durante ese año nos metieron muchísimos goles de pelota parada. Cada corner o tiro libre había que rezar, hacer cuernitos o tocarse alguna parte del cuerpo para que no sea gol. Aún así terminamos ascendiendo milagrosamente. (Recuerden qué pasó con La “gloria cordobesa” o la “academia rosarina” en las últimas dos fechas).
Una vez concretado el tan ansiado regreso a Primera, Almeyda se manejó muy mal con el “Chori” Domínguez y con Cavenaghi, dos de los gestores del ascenso, tipos que levantaron la mano para venir a River el día después de perder la promoción, cuando el club era un incendio y hasta se decia que habría quita de puntos y que jugaríamos sin público visitante.
¿Se lo pidió Passarella?, ¿lo decidió él?. De cualquiera de las dos maneras no supo cómo manejarse con dos de los referentes más importantes del plantel.
Luego aceptó que le trajeran refuerzos que no había pedido y que no llegaran los que él solicitó. Sino explíquenme por qué no trajimos a un lateral por izquierda y que ese puesto lo ocupe casi siempre Funes Mori, un central. ¿Para qué trajimos a Luna, goleador del torneo pasado, si no entra ni 3 minutos?.
Otra ingenuidad es no llevar defensores al banco. Almeyda cree que, llegado el caso, Sánchez puede bajar a jugar de 4 y Rojas de 3. Pero eso podría hacerse en caso de urgencia, como cuando Demichelis fue al arco, como contra Racing. Le salió mal con Newell’s, cuando el uruguayo cometió el increíble penal, y volvió a hacerlo ayer. Vella, Abecasis, Arano y González Pirez lo vieron por TV. Eso sí, teníamos a Ledesma y a Cirigliano en el banco. ¿Para qué?. No lo sé, que alguien me lo explique.
En Primera nos vuelve a pasar lo mismo que en la B. Cada centro o corner es medio gol de los rivales. ¿No se puede solucionar?, ¿no hay manera?.
A Almeyda lo quiero y lo respeto como una gran figura de la historia de River. Pero no por eso hay que dejarlo en un puesto para el que parece que aún no está del todo preparado. vean el equipo, fíjense cómo juega, pareciera que los jugadores se juntaran ese día para hacer lo que les salga. No hay jugadas preparadas, no hay sorpresa, marcamos mal, ¿qué más?.
Me gustaría que Almeyda se fuera antes de que los insultos estén dirigidos a él, que entienda en estos días que River no lo puede esperar hoy. Que puede ir a hacer otras experiencias y volver en un futuro.
Sé que fui muy extenso en este post, pero no quiero dejar afuera al gran responsable de este momento: Daniel Passarella. Es verdad que no fue el único culpable del descenso, José María Aguilar tuvo, para mí, mucha mayor incidencia, más allá de que para el semestre más complicado de nuestra historia el Kaiser confió en un técnico que ya tenía tres descensos y trajo como único refuerzo a Bordagaray.
Pero de este momento sí es responsable. No les renovó al Chori y a Cave, prometió traer a ex jugadores del club para el regreso a Primera, y el único que volvió es el pibito Lanzini.
Desgraciadamente hoy estamos nuevamente en zona de descenso. Es verdad que aun falta mucho, pero por subestimar la situación en 2010 y 2011 nos terminamos yendo a la B.
Una vez más, por si no quedó claro. No tengo nada personal con Almeyda. Sé que es hincha de River y quiere lo mejor para el club. Pero los tiempos se agotan y el equipo no aparece.