Por: Ariel Wolman
Por fin pudimos ganar un partido después de tantas fechas!!. Más allá de que Arsenal venía perdiendo varios encuentros, y que se le fueron algunos jugadores importantes respecto del torneo pasado, hay que destacar que goleamos al último campeón del fútbol argentino.
Obviamente sigo pensando lo mismo respecto al DT. Desde que ascendimos nunca encontró el equipo y eso quedó demostrado no solo en los resultados sino en los cambios abruptos que fue haciendo en la formación fecha tras fecha. Sin embargo las modificaciones del domingo, a diferencia de las anteriores, dieron resultado.
Hasta el partido anterior Almeyda apostaba sus fichas a la dupla delantera Trezeguet – Funes Mori, que no funcionó demasiado. Por tal motivo, contra Newell’s y Vélez sumó a Mora para ver si generaba más juego. Pero aún así dejaba al francés y al mellizo en el equipo titular.
Contra Arsenal sacó a Trezeguet porque no había podido entrenar en la semana y se animó a dejar en el banco a Funes Mori. De esta manera ingresaron Mora, un jugador que ya está demostrando sus virtudes, y Luna, último goleador del Clausura 2012.
A mí por lo menos me llamaba la atención cómo el técnico movía la defensa, sacaba y ponía volantes pero nunca se animaba a cambiar a los delanteros titulares.
Lo de Ponzio es para sacarse el sombrero. Cuando volvió de España no le tenía demasiada fe, porque aún tenía el recuerdo del equipo que salió último en 2008. Pero ya en el último semestre del campeonato en la B Nacional y en estos partidos demostró no sólo un gran nivel, con sacrificio y, sobre todo, mucho fútbol.
Aún hay problemas para solucionar en la defensa. Que Arsenal no nos haya convertido goles no significa que marcamos bien, sino vean nuevamente los primeros minutos del partido, donde pudimos haber sufrido 1 o 2 goles…
Por lo pronto comenzamos una semana de otra manera, tranquilos porque los jugadores demostraron que están dispuestos a poner el pecho por Almeyda. Sólo así podremos salir adelante, soñando con pelear el campeonato y sin mirar más la maldita tabla de abajo.