Por: Ariel Wolman
El partido ante Unión se presentaba, al menos en los papeles, como el más accesible de los últimos tiempos. Más que nada porque el “Tatengue” está último en la tabla y tiene la valla más vencida del campeonato. Pero basta con ver cómo nos fue con equipos que iban mal en el Nacional B para darse cuenta que a nosotros nada nos resulta fácil.
Almeyda propuso un equipo con tres delanteros y un problema: ¿quién le da la pelota a los atacantes para que metan goles?. Al no estar Ponzio, clave en este River, nos costó mucho llevar peligro al área rival, más allá de sumar goleadores adelante. Sánchez es indescifrable, a veces parece un crack y otras comete los errores más infantiles. Ledesma sigue sin demostrar el nivel que alguna vez supo tener y Cirigliano no está para crear situaciones.
A eso podríamos sumarle que a Mercado y a Martínez les cuesta desbordar por sus bandas y crear situaciones de riesgo, con lo cual todo se resolvió en el clásico “que se arreglen los de arriba”. Por suerte, en la última jugada del primer tiempo Mora definió bien un centro de Sánchez y pudimos irnos con un triunfo parcial al vestuario.
El segundo tiempo no cambió mucho, Funes Mori volvió a demostrar que rinde más cuando entra de suplente, Luna se inventó alguna que otra situación y Mora intentó tener un poco la pelota. Pero el fútbol seguía sin aparecer. Al menos llegó el segundo tanto del uruguayo, tras buena asistencia de su compatriota, Sánchez.
Luego del segundo gol, con una pifia salvadora de por medio, Almeyda decidió no correr riesgos y puso a Rojas. Está claro que yo hubiese preferido cuidar el resultado con Lanzini o Villalva, es decir, teniendo la pelota. Pero no voy a insistir con el tema porque después el DT dice que siempre se le cuestionan las decisiones.
Lo de Barovero fue una desgracia con suerte, porque su lesión podría haber terminado con el empate de Unión. Pero ni esa tuvo el equipo que dirige Nery Pumpido, a quien le sigo agradeciendo por los títulos de 1986.
Para ser justos prefiero no quejarme demasiado esta vez, porque al menos nos llevamos los tres puntos, algo que hoy es más que importante. Sin embargo no hay que perder de vista que tenemos que mejorar mucho todavía.
Para el final hago mención a los insultos de los hinchas a Passarella. Me parece importante que el presidente note que no se trata de un estado de ánimo por una derrota circunstancial, sino que casi todo el estadio cantó contra él cuando el equipo estaba ganando. Más allá del campeonato económico – que supuestamente contempla llegar a la semifinal de una Copa Libertadores que no disputaremos-, aún tiene muchas cosas por mejorar en su gestión.
Ahora sí me despido con un gran saludo a Enzo Francéscoli en su día de cumpleaños. A los ídolos hay que recordarlos, respetarlos y cuidarlos… en esto también incluyo a grandes jugadores como el “Chori”, “Cave” y a mi debilidad, el “Burrito” Ortega.
Ariel Wolman
@arielwolman