Soy Silvia Mirta Valori, escritora, disertante, capacitadora en cursos y talleres para adultos/as, profesionales y no, autora de cuentos, ensayos, cursos, talleres y libros, diseñadora de modas, militante por los derechos de las personas con discapacidad y por los de las mujeres, defensora del medio ambiente y algunas otras cosas más…
Comencé a Teletrabajar, sin saber que lo estaba haciendo, como casi la mayoría de las personas al finalizar el año 2001, que es cuando decido, por circunstancias personales, después de soportar un tratamiento de quimioterapia debido a una leucemia promielocítica, escribir el segundo libro y único publicado hasta hoy, “Adam y el Abuelo – mensaje para el Mundo”.
Hasta ese año me había desempeñado en diferentes ramos comerciales, sin sentirme realmente satisfecha con ninguno de ellos. No me había ido muy bien tampoco, económicamente hablando, por que no le ponía pasión ni verdaderas ganas de que anduvieran bien (de manera inconsciente)
Cuando comencé a escribir mi segundo libro me di cuenta que estaba haciendo algo que realmente me gustaba y que me hacía sentir feliz.
Muy pronto me encontré con varias posibilidades, entre ellas, presentar algunas ponencias en Congresos, intercambiar opiniones y conocimientos con personas en las Listas de correo electrónico, integrar grupos con intereses similares y conocer gente, editar el segundo libro que había escrito, presentar algunos cuentos en concursos, viajar a otros países, etc.
Y fue, en gran medida, por el teletrabajo, por el hecho de relacionarme vía Web, ya que en esos momentos residía en mi pueblo, Villa Clara en Entre Ríos, una localidad distante de Buenos Aires casi quinientos kilómetros y de sólo tres mil quinientos habitantes.
Al regreso de mi viaje a España y a Cuba en 2003, pensé y decidí que era momento de trabajar en el Estado argentino en busca de la tan ansiada equidad e igualdad de oportunidades y trato para mujeres y varones y para las personas con discapacidad, por lo que presenté pedidos de audiencias, solicitando un trabajo digno dentro del gobierno nacional, que en ese momento era conducido por el entonces Presidente Dr. Néstor Kirchner.
Luego de varios meses de idas y venidas, de golpear puertas y ventanas, de estar en el pasillo, esperando ser recibida por la Ministra Alicia Kirchner (Ministerio de Desarrollo) o por el Ministro Tomada (Ministerio de Trabajo) fui recibida y atendida en audiencia por el Dr Juan Carlos Nadalich en representación de la Ministra Dra Alicia Kirchner.
Me contratan entonces para trabajar en el Consejo Nacional de la Mujer – año 2004 – Y en ese mismo año y fecha que ingreso, es nombrada la Lic. Lucila (Pimpi) Colombo Presidenta del CNM, por lo que trabajo junto a su equipo durante unos cuatro años.
En esos años realizo un teletrabajo parcial, ya que concurría a la oficina dos o tres veces por semana y los restantes días me dedicaba a realizar trabajo en mi casa (distante a 35 kilómetros del CNM).
Allí formamos un Equipo Interministerial de Género y discapacidad con el cuál salimos al interior del país a dar talleres y conferencias y escribimos un pequeño Manual sobre la temática, acerca del cambio de paradigma en discapacidad y la transversalización de la perspectiva de género en la de discapacidad (o “diversidad funcional”)
En el año 2009 me caí de la silla de ruedas y sufrí una fractura en la tibia, por lo que tuve que pasar 72 días con un yeso, y es entonces cuando me decido a editar dos blogs, para ir insertando en él los Eventos en los que había estado con sus fotos y algunas otras presentaciones.
Y es en ese tiempo que comienzo a realizar las tareas de teletrabajo casi por completo continuando por un tiempo en el Consejo Nacional de la Mujer y luego en el de Coordinación de Políticas Sociales.
Cuando puedo empezar a andar nuevamente con la silla, continúo con el teletrabajo de forma parcial, tres días en el Consejo y dos días de la semana en mi casa.
Mientras tanto, voy dando algunos talleres y conferencias, y participando en distintos eventos, nunca hice sólo teletrabajo, por que no considero que sea bueno aislarse del mundo por completo, sino que es mejor compartir con otras personas, algunos días de la semana.
Lo que sí creo es que el teletrabajo nos permite ser mucho más productivas/os, ya que evita las interrupciones de otras personas (si sabemos manejar bien nuestro tiempo) y algunas distracciones que son más fáciles de concretar en los sitios donde se trabaja (léase oficinas, casas de negocios, empresas, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, etc)
El año pasado integré el equipo de educación sexual integral y discapacidad y salí, como integrante del equipo de capacitación de educación sexual integral (ESI) a capacitar a docentes y directivos/as de todas las modalidades educativas de la Provincia de Chubut y de otras provincias con Esi y discapacidad.
Actualmente, continúo en el Ministerio de Desarrollo, realizando tareas de teletrabajo. Sigo redactando y dando conferencias, participando en la organización de Eventos y Congresos y dando talleres de autoestima y superación personal en forma particular. Estoy por editar mi segundo libro y escribiendo la continuación del primer libro que tengo editado, “Adam y el Abuelo – mensaje para el Mundo”.
Creo que el teletrabajo es la nueva manera de hacer el trabajo y considero a la computadora como una “máquina mezcladora” de diversión y trabajo en la que se puede trabajar, teletrabajar, jugar, mirar películas, escuchar música, obtener conocimientos y brindarlos, escribir, interactuar con otras personas, hablar con ellas, chatear, pagar las cuentas, hacer trámites en el Banco y en otros sitios, divertirse y que también, puede resultar adictiva.
Por eso, considero que tenemos que observar las horas que pasamos frente y junto a ella, realizando todas estas actividades, para que el tiempo real de las acciones que efectuamos supere siempre al tiempo que estamos conectados/as de manera virtual, que las relaciones sean reales, con personas a las que podemos tocar y besar, escuchar y mirar, sin pantallas de por medio, para que esta época caracterizada y llamada de la información y la comunicación no contribuya a multiplicar la incomunicación con nuestros seres más allegados, que son quiénes pueden sufrir por ella. Especialmente, cuando se convive con gente mayor y que no tiene acceso a la computadora (ni la entiende ni la quiere entender, tampoco) y con gente muy pequeña (bebés, niños y niñas) que estimo no es bueno estén demasiado tiempo viendo a sus padres/madres conectados/as.
Por que los niños y niñas repiten aquello que observan de quiénes los/as educan.
Espero y deseo que las computadoras, la Internet y todos los adelantos tecnológicos ayuden a que las personas se vuelvan más solidarias, más pensantes y más afectuosas y que no ocurra lo contrario.
Silvia Mirta Valori
Escritora – Capacitadora
http://torresdeteletrabajo.com/oficina/99/B8